"DIA DEL MEDICO"
Muchos países latino americanos celebran el Dia del Médico en el aniversario del nacimiento del Dr. Finlay. El hecho de que su trabajo investigativo, llevado a cabo hace casi un siglo tenga vigencia hoy, pone a este científico en una categoría a la que pocos llegan: la categoría de aquellos reconocidos como modelo de futuras generaciones.
Todavía a principios de siglo, en lugares como Darién y Memphis, Sao Paulo y Río de Janeiro, La Habana y Veracruz, era común toparse con banderas amarillas ondeando en las azoteas de las casas y edificios. Había en ellas un mensaje implícito que comprendían incluso los niños analfabetos de las ciudades de los trópicos: era una señal de cuarentena que se desplegaba para avisar a la gente que no se acercara a los lugares devastados por la fiebre amarilla, por el tan temido "vómito negro". Por fortuna, entrado el siglo XX, ese mensaje ya no tuvo razón de ser. La etiología de la fiebre amarilla se descubrió a principios de siglo y muy pronto pudieron diseñarse medidas sanitarias para combatirla. En ese apasionante capítulo de la historia de la lucha contra las enfermedades tropicales, Carlos Finlay jugó un papel central. Sin él, así como sin Patrick Manson, la teoría de la transmisión de enfermedades por insectos hubiera tardado años en desarrollarse. Carlos J. Finlay nació en Puerto Príncipe (hoy Camagüey), Cuba, el 3 de diciembre de 1833, en el "año del cólera", cuando la isla fue asolada por una de las peores epidemias de su historia sanitaria.(1) Su padre, Edward Finlay, fue un médico escocés que dejó Inglaterra a principios de la década de 1820 para unirse a una fuerza expedicionaria británica que tenía intenciones de colaborar con Simón Bolívar en la liberación de Venezuela. Por desgracia, el buque en el que viajaba naufragó y Edward Finlay terminó en Puerto España, Trinidad, en donde decidió montar su práctica como médico y conoció a Eliza de Barrés.(2) Con ella se casó y a los pocos años se mudaron a Puerto Príncipe, en donde nació Carlos, el primero de sus hijos. Finlay recibió su educación elemental en Le Havre y su entrenamiento médico en Rouen y más tarde en Filadelfia, en donde tuvo como maestro a Kearsly Mitchell, uno de los pioneros de la teoría de los gérmenes como agentes patógenos. En 1857, estableció su práctica médica en La Habana. Sus contemporáneos cuentan que ya desde entonces se mostraba preocupado por descubrir el origen de la fiebre amarilla, a pesar de haberse especializado en cirugía oftálmica. Y no era de extrañar. Finlay cultivó un intelecto sumamente inquieto y penetrante. Dentro de la medicina abordó temas de lo más variados -anestesia, cáncer, cataratas, cólera, corea, sarampión, septicemia, tétanos-, y fuera de ella se comportó también como un espíritu apasionado, dedicándose a la filología, la cosmología y las matemáticas avanzadas.
Todavía a principios de siglo, en lugares como Darién y Memphis, Sao Paulo y Río de Janeiro, La Habana y Veracruz, era común toparse con banderas amarillas ondeando en las azoteas de las casas y edificios. Había en ellas un mensaje implícito que comprendían incluso los niños analfabetos de las ciudades de los trópicos: era una señal de cuarentena que se desplegaba para avisar a la gente que no se acercara a los lugares devastados por la fiebre amarilla, por el tan temido "vómito negro". Por fortuna, entrado el siglo XX, ese mensaje ya no tuvo razón de ser. La etiología de la fiebre amarilla se descubrió a principios de siglo y muy pronto pudieron diseñarse medidas sanitarias para combatirla. En ese apasionante capítulo de la historia de la lucha contra las enfermedades tropicales, Carlos Finlay jugó un papel central. Sin él, así como sin Patrick Manson, la teoría de la transmisión de enfermedades por insectos hubiera tardado años en desarrollarse. Carlos J. Finlay nació en Puerto Príncipe (hoy Camagüey), Cuba, el 3 de diciembre de 1833, en el "año del cólera", cuando la isla fue asolada por una de las peores epidemias de su historia sanitaria.(1) Su padre, Edward Finlay, fue un médico escocés que dejó Inglaterra a principios de la década de 1820 para unirse a una fuerza expedicionaria británica que tenía intenciones de colaborar con Simón Bolívar en la liberación de Venezuela. Por desgracia, el buque en el que viajaba naufragó y Edward Finlay terminó en Puerto España, Trinidad, en donde decidió montar su práctica como médico y conoció a Eliza de Barrés.(2) Con ella se casó y a los pocos años se mudaron a Puerto Príncipe, en donde nació Carlos, el primero de sus hijos. Finlay recibió su educación elemental en Le Havre y su entrenamiento médico en Rouen y más tarde en Filadelfia, en donde tuvo como maestro a Kearsly Mitchell, uno de los pioneros de la teoría de los gérmenes como agentes patógenos. En 1857, estableció su práctica médica en La Habana. Sus contemporáneos cuentan que ya desde entonces se mostraba preocupado por descubrir el origen de la fiebre amarilla, a pesar de haberse especializado en cirugía oftálmica. Y no era de extrañar. Finlay cultivó un intelecto sumamente inquieto y penetrante. Dentro de la medicina abordó temas de lo más variados -anestesia, cáncer, cataratas, cólera, corea, sarampión, septicemia, tétanos-, y fuera de ella se comportó también como un espíritu apasionado, dedicándose a la filología, la cosmología y las matemáticas avanzadas.

AUTOR: Octavio Gómez-Dantés, M.C., M.S.P.*Unidad de Estudios Internacionales en Salud Pública, Instituto Nacional de Salud Pública, Cuernavaca, México.
3 de Diciembre de 1853.
Muere en Santiago de Chile el patriota Nicolás Rodríguez Peña, uno de los grandes propulsores de la Revolución de Mayo.
Nació en Buenos Aires el 30 de Abril de 1775 y fueron sus padres don Alonso Rodríguez de la Peña y doña Damiana Funes. Se educó en el Real Colegio de San Carlos y, posteriormente, sirvió en el Regimiento Fijo; pero como no tenía vocación para la carrera militar, pronto la abandonó para dedicarse al comercio. Después de las invasiones inglesas integró los grupos que trabajaban para promover la formación de un gobierno independiente de España, consagrando su inteligencia y parte de su considerable fortuna a la concreción de estos propósitos. Estos grupos solían reunirse en su quinta, ubicada en el solar de la plaza que hoy lleva su nombre, en la Capital Federal, o en la de Hipólíto Vleytes.A estas reuniones se refería el General Guido al decir que la casa de Rodríguez Peña "fue el templo en que se elevaron al cielo los más solemnes juramentos y el centro de una de las más grandes obras que haya presenciado la América". Los sucesos de Mayo de 1810 lo mostraron como un activo y decidido patriota. Acompañó al ejército auxiliar del Perú en calidad de secretario de Juan José Castelli y llegó a desempeñar la gobernación de La Paz. De regreso en Buenos Aires se lo eligió miembro de la Junta en reemplazo de Mariano Moreno, pero a raíz de los sucesos del 5 y 6 de Abril de 1811 fue destituido y desterrado. La revolución de octubre de 1812 lo volvió al poder para integrar el segundo Triunvirato con Juan José Paso y Antonio Alvarez Jonte. La Asamblea General Constituyente lo designó presidente del consejo de Estado, y en 1814 fue nombrado primer Gobernador delegado de la provincia oriental por el director Posadas.En 1815, cuando cayó Alvear - de quien era partidario-, marchó desterrado a San Juan, desde donde cooperó con entusiasmo a la formación del Ejército de los Andes. Consolidada la Independencia de Chile, se radicó en ese país, donde residió 37 años, respetado "como la revolución viva", según la expresión de Las Heras, hasta que falleció en Santiago el 3 de Diciembre de 1853.
3 de Diciembre de 1983.
Día de las Personas con Discapacidad

En 1983 la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró esta fecha como el Día Internacional de los Impedidos . Propuso a los países miembros que a partir de ese año se aprovechara el decenio para promover la toma de conciencia y de medidas para mejorar la situación y garantizar la igualdad de oportunidades.
En nuestro país, el Congreso Nacional promulgó en el año 2000 la ley 25.346, que declara el 3 de diciembre como Día Nacional de las Personas con Discapacidad. Ley 25.346 : "Se declara como tal el día 3 de diciembre de cada año. Se establece que los organismos estatales responsables de la atención a las personas con discapacidad, elaborarán juntamente con los del área de educación, cultura y deporte, los programas a implementarse en relación a ello y en orden al fomento de conductas solidarias".
Ministerio de Educación de la NaciónSubsecretaría de Coordinación AdministrativaProducción: Coordinación General de Informática y Telecomunicaciones
No hay comentarios:
Publicar un comentario