Historia de Corrientes
La provincia de Corrientes abarca aproximadamente la región que los guaraníes, antiguos habitantes de la zona, denominaban Taragüí (lagartija, por la abundancia de ellas en el territorio). Es difícil determinar exactamente de cuando data la población de este territorio por los guaraníes nómadas, pero es probable que llegaran a él, siguiendo los cursos fluviales, a mediados del I milenio a. C, tras la escisión que separó a los tupí hablantes de ñe'engatu de los guaraníes propiamente dichos.
Los primitivos correntinos se establecieron a lo largo de la costa del Paraná, formando comunidades seminómadas, que perdurarían hasta bien entrada la época colonial. Mantuvieron relaciones hostiles con otros de sus habitantes, los belicosos charrúas (pámpidos), que habitaron en la provincia de Entre Ríos y en la República Oriental del Uruguay.
En diciembre de 1527, Sebastián Gaboto, navegante veneciano al servicio de España, descubrió el río Paraná y el 31 de marzo de 1528, el río Paraguay, siendo por lo tanto, el primero que avistó la costa oeste de Corrientes.
Cuando se concedió a Pedro de Mendoza el adelantazgo en la Región del Río de la Plata, por las Capitulaciones celebradas entre él y el rey de España, Corrientes quedó dentro de los territorios que se le otorgaban.
La ciudad de Corrientes fue fundada por el adelantado Juan Torres de Vera y Aragón con el auxilio de Alonso de Vera y Aragón, llamado el tupí, y Hernando Arias de Saavedra —Hernandarias— el 3 de abril de 1588. El adelantado necesitaba hacerlo para cumplir las capitulaciones de su cargo; como estación de paso entre Asunción del Paraguay y Buenos Aires, el crecimiento de la región se vio favorecido. Torre de Vera y Aragón no permaneció en la nueva fundación, ya que siguió viaje a España para lograr la ratificación de su cargo. Común pero errónea es la afirmación de que su fundador bautizó a la ciudad como San Juan de Vera de las Siete Corrientes; el acta de la fundación registra simplemente el de Ciudad de Vera, ampliado con el tiempo para honrar al patrono del fundador y luego apocopado en su forma actual.
Los pobladores iniciales fueron 62 criollos y españoles procedentes de Asunción, a los que se sumaron otros 86 llegados de la ciudad de Concepción de Buena Esperanza. El mismo movimiento dio origen ese año a Santa Ana de los Huácaras, Itatí y Santa Lucía, que fueron organizados como pueblos de indios cuyos pobladores se tomaron en su gran mayoría de la población amerindia local.
Numerosas misiones jesuíticas se instalaron en el actual noreste de la provincia (entonces parte de Misiones), donde desarrollaron una intensa y peculiar labor evangelizadora. Esto fue el verdadero catalizador de la sociedad guaraní en la región, ya que la alianza de sus dirigentes políticos (los mburuvicha guazú) con la Compañía de Jesús les granjeó la protección temporal de la Corona de España frente a las presiones de los hacendados coloniales, interesados en someterlos a un régimen de encomiendas, y los saqueos de los bandeirantes brasileños. No todas las tribus guaranítica se acogieron a este sistema, sin embargo; mientras un gran número de guaraníes se asentó en las misiones permanecieron hostiles y se retrajeron a las áreas más aisladas y remotas de la región. La población guaranítica dio lugar a buena parte del tejido social que fue la base para la organización de la provincia actual, pese a que la expulsión de los jesuitas provocó el despoblamiento y la pérdida del territorio de las Misiones Orientales, que caería eventualmente en manos de los brasileños.
Cuando, por Cédula Real del 16 de diciembre de 1617, la gobernación inicialmente asignada a Pedro de Mendoza fue dividida en dos, la Ciudad de San Juan de Vera de las Siete Corrientes, quedó, junto con otras, en jurisdicción de la Gobernación del Río de la Plata.
En el siglo XVIII, los conflictos entre los naturales de Corrientes y la gobernación de Buenos Aires, de la que dependían, fueron intensos; se debieron principalmente a la negativa a prestar servicio militar contra los habitantes de otras zonas o los nativos. En 1732 una sublevaciON comunera se alzó contra el gobernador Bruno Mauricio de Zabala, tomando el bando de los comuneros de Asunción; fue duramente reprimida por tropas enviadas desde la capital. 30 años más tarde, el gobernador Pedro de Ceballos se encontraría con una situación similar, provocada por la orden de reclutar milicias para abrir un camino real hacia el Tucumán.
Las represalias del gobierno central incluyeron el traslado al río Uruguay del transporte comercial que se desarrollaba en el Paraná, lo que fue un duro golpe a la economía local, basada en la construcción naval —proveyendo de carpintería naval a todo el Virreinato— y los tejidos destinados al autoabastecimento y la provisión de los mercados vecinos.
La Real Ordenanza de Intendentes del 28 de enero de 1782, que modificó la organización administrativa del Virreinato del Río de la Plata creando las Gobernaciones Intendencias, hizo que Corrientes quedara asignada a la Intendencia de Buenos Aires.
Se organizó un cuerpo propio de milicias, los Cazadores Correntinos, que durante las invasiones inglesas de comienzos de 1806 y 1807, colaboraron en la defensa de Buenos Aires bajo el mando de Juan José Fernández Blanco, adjuntos al Tercio de Vizcaínos. El cuerpo fue suprimido tras la asonada del 1 de enero de 1809 encabezada por Martín de Álzaga.
La ciudad de Corrientes, dotada ya de clara identidad para la época de la independencia argentina, ya como provincia se alió con los criollos y españoles de Buenos Aires, pasando a formar parte de la alianza de provincias que formarían posteriormente la República Argentina, en 1811 el pueblo correntino adhirió decididamente a la Revolución de Mayo enviando a José Simón García de Cossio como primer diputado en la Primera Junta de Buenos Aires, casi al mismo tiempo fueron recibidas las escasas tropas libertadoras al mando del general Manuel Belgrano pasando a revistar voluntariamente en ellas muchos jóvenes correntinos.
Un Cabildo abierto reunido en Corrientes el 11 de marzo de 1814 eligió a Juan Bautista Méndez como gobernador de la provincia. El 20 de abril de ese año, el Cabildo declaró la independencia de la provincia bajo el sistema federativo reconociendo al general José Gervasio de Artigas como Protector de los Pueblos Libres.
Establecida ya como una provincia autónoma de hecho, el Director Supremo del Estado Gervasio Antonio de Posadas, por Decreto del 10 de septiembre de 1814, dispuso formar las provincias de Entre Ríos y de Corrientes (ésta también con los pueblos de Misiones incluyendo teóricamente parte del actual Brasil) separándolas de la Gobernación Intendencia de Buenos Aires y fijando sus respectivas jurisdicciones.
El general José de San Martín, nació en el pueblo de Yapeyú ubicado en la actual provincia de Corrientes, pero al momento de su nacimiento formaba parte del territorio de la Gobernación de las Misiones Guaraníes, donde se conservan las ruinas de su casa natal y un museo en su memoria. También el sargento Juan Bautista Cabral, de quien la leyenda afirma que en la batalla de San Lorenzo dio su vida por el general San Martin, era correntino; Cabral nació en un pueblo llamado Saladas, ubicado a 110 km al sudeste de la capital.
Corrientes tomó partido por el bando artiguista en las luchas intestinas que siguieron y formó parte de la Liga de los Pueblos Libres encabezada por éste; representantes correntinos participaron del Congreso de Oriente de 1815, en que las provincias de la Banda Oriental, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Misiones y Santa Fe se declararon independientes de España y de toda otra potencia extranjera.
Entre 1818 y 1819, el gobierno de la provincia estuvo a cargo de Andrés Guazurary, lugarteniente de Artigas; rechazado de plano por el patriciado local por su origen guaraní, Guazurary fue sin embargo un gobernador prudente e ilustrado. A la derrota de Artigas, el gobierno provincial quedó en manos del Supremo Entrerriano, Francisco Ramírez, que poco después proclamaría la República de Entre Ríos, que comprendía también el territorio correntino. Evaristo Carriego sería el comandante militar del Departamento de Corrientes durante la efímera República, período en el cual se fundaron no menos de 12 escuelas y se realizó el primer censo de la época postcolonial. Caído en julio de 1821 Ramírez por sus desavenencias con el santafesino Estanislao López, que se alió con el directorio porteño contra éste, una sublevación depuso a Carriego.
En Cabildo abierto se nombró gobernador a Ramón de Atienza, quien convocó a un nuevo Congreso Provincial. Éste dictó el 11 de diciembre 1821 el Reglamento Provisorio, primera Constitución correntina. El Congreso Provincial nombró gobernador a Juan José Fernández Blanco a fines de ese año.
Tras Fernández Blanco ocuparía el sillón del gobierno provincial una de sus figuras más decisivas, el brigadier general Pedro Ferré. Ferré aseguraría la región oriental de la provincia, en anarquía por el conflicto con los brasileños, que había llegado a las armas, con lo que dio forma definitiva al territorio provincial; firmaría también la paz con los caciques chaqueños, dando fin al sistema de reducciones y fomentaría la economía de la región. Su relación con Buenos Aires, gobernada ya por Juan Manuel de Rosas, sería conflictiva; el centralismo porteño, no menor en la etapa federal que durante el precedente Directorio, llevaría que en 1839 el gobernador Genaro Berón dE Astrada se aliase al oriental Fructuoso Rivera contra Rosas. La derrota en batalla de Pago Largo pondría fin a ese intento, pero daría pie a un continuado conflicto con Buenos Aires, que se prolongaría en la campaña de José María Paz y luego en la adscripción del gobernador Benjamín Virasoro, yerno de Ferré, al pronunciamiento de Justo José de Urquiza. Los correntinos se batieron contra Rosas en Caseros y serían una facción de peso en la Confederación Argentina.
Durante la Guerra de la Triple Alianza el territorio fue invadido por tropas paraguayas.
Por el Convenio Interprovincial firmado en Buenos Aires, el 18 de julio de 1978, las provincias del Chaco y de Corrientes solucionaron el diferendo por la posesión de islas en el Río Paraná, definiendo completamente sus fronteras.
La provincia de Corrientes abarca aproximadamente la región que los guaraníes, antiguos habitantes de la zona, denominaban Taragüí (lagartija, por la abundancia de ellas en el territorio). Es difícil determinar exactamente de cuando data la población de este territorio por los guaraníes nómadas, pero es probable que llegaran a él, siguiendo los cursos fluviales, a mediados del I milenio a. C, tras la escisión que separó a los tupí hablantes de ñe'engatu de los guaraníes propiamente dichos.
Los primitivos correntinos se establecieron a lo largo de la costa del Paraná, formando comunidades seminómadas, que perdurarían hasta bien entrada la época colonial. Mantuvieron relaciones hostiles con otros de sus habitantes, los belicosos charrúas (pámpidos), que habitaron en la provincia de Entre Ríos y en la República Oriental del Uruguay.
En diciembre de 1527, Sebastián Gaboto, navegante veneciano al servicio de España, descubrió el río Paraná y el 31 de marzo de 1528, el río Paraguay, siendo por lo tanto, el primero que avistó la costa oeste de Corrientes.
Cuando se concedió a Pedro de Mendoza el adelantazgo en la Región del Río de la Plata, por las Capitulaciones celebradas entre él y el rey de España, Corrientes quedó dentro de los territorios que se le otorgaban.
La ciudad de Corrientes fue fundada por el adelantado Juan Torres de Vera y Aragón con el auxilio de Alonso de Vera y Aragón, llamado el tupí, y Hernando Arias de Saavedra —Hernandarias— el 3 de abril de 1588. El adelantado necesitaba hacerlo para cumplir las capitulaciones de su cargo; como estación de paso entre Asunción del Paraguay y Buenos Aires, el crecimiento de la región se vio favorecido. Torre de Vera y Aragón no permaneció en la nueva fundación, ya que siguió viaje a España para lograr la ratificación de su cargo. Común pero errónea es la afirmación de que su fundador bautizó a la ciudad como San Juan de Vera de las Siete Corrientes; el acta de la fundación registra simplemente el de Ciudad de Vera, ampliado con el tiempo para honrar al patrono del fundador y luego apocopado en su forma actual.
Los pobladores iniciales fueron 62 criollos y españoles procedentes de Asunción, a los que se sumaron otros 86 llegados de la ciudad de Concepción de Buena Esperanza. El mismo movimiento dio origen ese año a Santa Ana de los Huácaras, Itatí y Santa Lucía, que fueron organizados como pueblos de indios cuyos pobladores se tomaron en su gran mayoría de la población amerindia local.
Numerosas misiones jesuíticas se instalaron en el actual noreste de la provincia (entonces parte de Misiones), donde desarrollaron una intensa y peculiar labor evangelizadora. Esto fue el verdadero catalizador de la sociedad guaraní en la región, ya que la alianza de sus dirigentes políticos (los mburuvicha guazú) con la Compañía de Jesús les granjeó la protección temporal de la Corona de España frente a las presiones de los hacendados coloniales, interesados en someterlos a un régimen de encomiendas, y los saqueos de los bandeirantes brasileños. No todas las tribus guaranítica se acogieron a este sistema, sin embargo; mientras un gran número de guaraníes se asentó en las misiones permanecieron hostiles y se retrajeron a las áreas más aisladas y remotas de la región. La población guaranítica dio lugar a buena parte del tejido social que fue la base para la organización de la provincia actual, pese a que la expulsión de los jesuitas provocó el despoblamiento y la pérdida del territorio de las Misiones Orientales, que caería eventualmente en manos de los brasileños.
Cuando, por Cédula Real del 16 de diciembre de 1617, la gobernación inicialmente asignada a Pedro de Mendoza fue dividida en dos, la Ciudad de San Juan de Vera de las Siete Corrientes, quedó, junto con otras, en jurisdicción de la Gobernación del Río de la Plata.
En el siglo XVIII, los conflictos entre los naturales de Corrientes y la gobernación de Buenos Aires, de la que dependían, fueron intensos; se debieron principalmente a la negativa a prestar servicio militar contra los habitantes de otras zonas o los nativos. En 1732 una sublevaciON comunera se alzó contra el gobernador Bruno Mauricio de Zabala, tomando el bando de los comuneros de Asunción; fue duramente reprimida por tropas enviadas desde la capital. 30 años más tarde, el gobernador Pedro de Ceballos se encontraría con una situación similar, provocada por la orden de reclutar milicias para abrir un camino real hacia el Tucumán.
Las represalias del gobierno central incluyeron el traslado al río Uruguay del transporte comercial que se desarrollaba en el Paraná, lo que fue un duro golpe a la economía local, basada en la construcción naval —proveyendo de carpintería naval a todo el Virreinato— y los tejidos destinados al autoabastecimento y la provisión de los mercados vecinos.
La Real Ordenanza de Intendentes del 28 de enero de 1782, que modificó la organización administrativa del Virreinato del Río de la Plata creando las Gobernaciones Intendencias, hizo que Corrientes quedara asignada a la Intendencia de Buenos Aires.
Se organizó un cuerpo propio de milicias, los Cazadores Correntinos, que durante las invasiones inglesas de comienzos de 1806 y 1807, colaboraron en la defensa de Buenos Aires bajo el mando de Juan José Fernández Blanco, adjuntos al Tercio de Vizcaínos. El cuerpo fue suprimido tras la asonada del 1 de enero de 1809 encabezada por Martín de Álzaga.
La ciudad de Corrientes, dotada ya de clara identidad para la época de la independencia argentina, ya como provincia se alió con los criollos y españoles de Buenos Aires, pasando a formar parte de la alianza de provincias que formarían posteriormente la República Argentina, en 1811 el pueblo correntino adhirió decididamente a la Revolución de Mayo enviando a José Simón García de Cossio como primer diputado en la Primera Junta de Buenos Aires, casi al mismo tiempo fueron recibidas las escasas tropas libertadoras al mando del general Manuel Belgrano pasando a revistar voluntariamente en ellas muchos jóvenes correntinos.
Un Cabildo abierto reunido en Corrientes el 11 de marzo de 1814 eligió a Juan Bautista Méndez como gobernador de la provincia. El 20 de abril de ese año, el Cabildo declaró la independencia de la provincia bajo el sistema federativo reconociendo al general José Gervasio de Artigas como Protector de los Pueblos Libres.
Establecida ya como una provincia autónoma de hecho, el Director Supremo del Estado Gervasio Antonio de Posadas, por Decreto del 10 de septiembre de 1814, dispuso formar las provincias de Entre Ríos y de Corrientes (ésta también con los pueblos de Misiones incluyendo teóricamente parte del actual Brasil) separándolas de la Gobernación Intendencia de Buenos Aires y fijando sus respectivas jurisdicciones.
El general José de San Martín, nació en el pueblo de Yapeyú ubicado en la actual provincia de Corrientes, pero al momento de su nacimiento formaba parte del territorio de la Gobernación de las Misiones Guaraníes, donde se conservan las ruinas de su casa natal y un museo en su memoria. También el sargento Juan Bautista Cabral, de quien la leyenda afirma que en la batalla de San Lorenzo dio su vida por el general San Martin, era correntino; Cabral nació en un pueblo llamado Saladas, ubicado a 110 km al sudeste de la capital.
Corrientes tomó partido por el bando artiguista en las luchas intestinas que siguieron y formó parte de la Liga de los Pueblos Libres encabezada por éste; representantes correntinos participaron del Congreso de Oriente de 1815, en que las provincias de la Banda Oriental, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Misiones y Santa Fe se declararon independientes de España y de toda otra potencia extranjera.
Entre 1818 y 1819, el gobierno de la provincia estuvo a cargo de Andrés Guazurary, lugarteniente de Artigas; rechazado de plano por el patriciado local por su origen guaraní, Guazurary fue sin embargo un gobernador prudente e ilustrado. A la derrota de Artigas, el gobierno provincial quedó en manos del Supremo Entrerriano, Francisco Ramírez, que poco después proclamaría la República de Entre Ríos, que comprendía también el territorio correntino. Evaristo Carriego sería el comandante militar del Departamento de Corrientes durante la efímera República, período en el cual se fundaron no menos de 12 escuelas y se realizó el primer censo de la época postcolonial. Caído en julio de 1821 Ramírez por sus desavenencias con el santafesino Estanislao López, que se alió con el directorio porteño contra éste, una sublevación depuso a Carriego.
En Cabildo abierto se nombró gobernador a Ramón de Atienza, quien convocó a un nuevo Congreso Provincial. Éste dictó el 11 de diciembre 1821 el Reglamento Provisorio, primera Constitución correntina. El Congreso Provincial nombró gobernador a Juan José Fernández Blanco a fines de ese año.
Tras Fernández Blanco ocuparía el sillón del gobierno provincial una de sus figuras más decisivas, el brigadier general Pedro Ferré. Ferré aseguraría la región oriental de la provincia, en anarquía por el conflicto con los brasileños, que había llegado a las armas, con lo que dio forma definitiva al territorio provincial; firmaría también la paz con los caciques chaqueños, dando fin al sistema de reducciones y fomentaría la economía de la región. Su relación con Buenos Aires, gobernada ya por Juan Manuel de Rosas, sería conflictiva; el centralismo porteño, no menor en la etapa federal que durante el precedente Directorio, llevaría que en 1839 el gobernador Genaro Berón dE Astrada se aliase al oriental Fructuoso Rivera contra Rosas. La derrota en batalla de Pago Largo pondría fin a ese intento, pero daría pie a un continuado conflicto con Buenos Aires, que se prolongaría en la campaña de José María Paz y luego en la adscripción del gobernador Benjamín Virasoro, yerno de Ferré, al pronunciamiento de Justo José de Urquiza. Los correntinos se batieron contra Rosas en Caseros y serían una facción de peso en la Confederación Argentina.
Durante la Guerra de la Triple Alianza el territorio fue invadido por tropas paraguayas.
Por el Convenio Interprovincial firmado en Buenos Aires, el 18 de julio de 1978, las provincias del Chaco y de Corrientes solucionaron el diferendo por la posesión de islas en el Río Paraná, definiendo completamente sus fronteras.
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