viernes, 28 de noviembre de 2008

EFEMERIDES 28 DE NOVIEMBRE

28 de Noviembre La Victoria de Caá Guazú
Tras librar "dos combates inútiles", como Lavalle dice en carta a su esposa, se retiró del territorio entrerriano para realizar la postergada campaña sobre Buenos Aires. Pero el retiro de los invasores no trajo la paz a Entre Ríos.
El gobernador de Corrientes, D. Pedro Ferré, Fructuoso Rivera, presidente de los Orientales, y el general José María Paz, preparaban una nueva alianza contra Rosas. Anticipándose al designio probable de lanzar sobre Entre Ríos una concentración de fuerzas que hubiera podido resistir muy difícilmente, Echagüe invadió Corrientes en setiembre de 1841. Urquiza quedó destacado nuevamente sobre el Uruguay, pero esta vez no se limitó a permanecer a la expectativa sino que vadeando el río aniquiló a la vanguardia riverista al mando de Anacleto Medina.
Entre tanto el genio militar de Paz obtenía en Caá Guazú una de la más completas victorias derrotando a Echagüe, quien perdió en aquella desastrosa jornada la mitad de su ejército.
El peligro era inminente para la amenazada Entre Ríos y en aquellas circunstancias críticas, cuando ya las fuerzas victoriosas avanzaban sobre la provincia, la Sala de Representantes eligió gobernador a Urquiza, que se encontraba en su campamento de Arroyo Grande.
Aquella elección (15 de diciembre de 1841) -escribe un historiador entrerriano- fue como poner la confianza de la provincia en su coraje de guerrero. Aunque había tenido papel descollante como diputado en la Legislatura, no pensaron quienes entonces lo elegían sino en la espada salvadora. La previsión resultó exacta. Entre Ríos encontró en Urquiza no sólo la espada y el escudo, sino al gobernante "cuya acción civilizadora es pareja a sus triunfos de soldado".
Desde su campamento Urquiza contestó aceptando la investidura en atención a la gravedad de las circunstancias: "Se me ordena que la admita (el cargo de gobernador) -dice en su nota a la Legislatura- porque la patria está en peligro; me someto porque siempre me fué grato acceder y porque en tales circunstancias el Gobierno es un verdadero sacrificio que siempre estoy dispuesto a ofrecer a mi patria y a la Federación".
La lucha se extendió rápidamente. El nuevo gobernador, perseguido por fuerzas numéricamente muy superiores, se retiró sobre la línea del Gualeguay, atrincherándose en el Tonelero. Por el lado del Uruguay ocupaban la provincia las fuerzas riveristas mientras los correntinos, al mando de Paz, se posesionaban de la costa del Paraná. El mismo Paz fue elegido gobernador de Entre Ríos, un efímero gobierno, mientras el pueblo entrerriano, secundando a Urquiza, su legítimo gobernador, esperaba el momento para librarse de los invasores.
Así llegó el encuentro de Arroyo Grande, donde Rivera sufrió una aplastante derrota. Urquiza mandaba el ejército entrerriano dentro del ejército federal, cuyo mando en jefe tenía el general Manuel Oribe. Éste pasó al Uruguay donde recibió a su vez la ayuda de Urquiza, que derrotó en Cagancha a divisiones riveristas y reiteró su carga victoriosa en Malbajar. Fue una campaña larga que terminó con la gran victoria de Urquiza en India Muerta, que momentáneamente limpió de ejércitos adversarios el suelo de Entre Ríos, confirmando las intuiciones de la Sala de Representantes.
Pero Urquiza tuvo que volver de nuevo a defender su solar. Esta vez lo amenazaban las fuerzas correntinas al mando de Joaquín Madariaga, asistido por el genio militar de José María Paz.
Urquiza organizó rápidamente la campaña. Madariaga quedó derrotado en Laguna Limpia. Pero el vencedor comprendió a tiempo que la posición de Paz en Ubajahy era inexpugnable y se retiró son atacarlo, en una habilísima maniobra.
El triunfo le trajo su primer choque con Rosas, que pudo haber prendido la chispa de la guerra entre Buenos Aires y Entre Ríos. Urquiza y el gobernador Madariaga se reunieron en Alcaraz (Departamento La Paz, Entre Ríos, agosto de 1846) para firmar los llamados Tratados de Alcaraz, en los que reiteran la vigencia del Pacto Federal de 1831, verdadero camino hacia la Organización Nacional que Rosas había hecho fracasar al disolver la Comisión Representativa instituida en dicho documento. El tratado fue notificado a los gobernadores de las provincias como un buen augurio para la Confederación y así fue celebrado en todo el país por los federales.
La reacción de Rosas fue inmediata. Hizo alusión a "la ceguera y miseria del general Urquiza" y comisionó a Máximo Terrero para denunciar ante los gobernadores de las provincias "el desvío de Urquiza".
Antonio Crespo -su gobernador delegado- y Ruperto Pérez, le aconsejaron "esperar mejor oportunidad para enfrentar al déspota porteño". (Así llamaba Crespo a Rosas en su carta al general Urquiza). Las negociaciones fracasaron y la guerra se reanudó pronto. Madariaga fue vencido en Potrero de Vences (27 de noviembre de 1847).

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