Se inaugura en la ciudad de Buenos Aires el Planetario Galileo Galilei.
HISTORIA DEL PLANETARIO "GALILEO GALILEI"
Las obras de construcción del Planetario Galileo Galilei comenzaron, bajo dirección del arquitecto argentino Enrique Jan, de la Dirección General de Arquitectura de la otrora Municipalidad, en 1962. Los trabajos estuvieron a cargo de la Compañía de Construcciones Civiles S. A.
El por entonces intendente Eugenio Schettini lo inauguró el 20 de diciembre de 1966. El día de la apertura, el primer director del Planetario, el profesor de geografía matemática Antonio Cornejo, fue el primero en encender las estrellas.
La primera función se realizó el 13 de junio de 1967. Del primer espectáculo participaron los alumnos del Comercial Nº 1 de Banfield y del Colegio de la Santa Unión de los Sagrados Corazones, de la Capital. Cornejo les mostró cómo estaría el cielo sobre Buenos Aires, la Antártida Argentina y el polo sur esa noche, y la forma de orientarse mirando la Cruz del Sur. La apertura definitiva para el público en general se realizó el 5 de abril de 1968.
La idea de que Buenos Aires contara con un Planetario comenzó a gestarse en 1958 por iniciativa del Concejal socialista José Luis Pena y del Secretario de Cultura del Municipio Dr. Aldo Cocca.
"La progresiva ciudad levanta esbeltos monumentos, abre espaciosas avenidas, construye colosales edificios, hermosea su recinto con parques y jardines para solaz y esparcimiento de los ciudadanos; ¿por qué, pues, no puede levantar también un planetario, colosal monumento de cultura y fuente inagotable de gozo estético, que ha de inmortalizarla y atraer hacia sí infinidad de viajeros de toda América del Sur?", dijo el 20 de agosto de 1937 el director del Observatorio de San Miguel, Ignacio Puig.
El edificio consta de cinco pisos, seis escaleras (una helicoidal) y una sala circular de 20 metros de diámetro con 360 butacas reclinables.
En la explanada de acceso al Planetario se puede apreciar un meteorito metálico encontrado en 1965 en la provincia del Chaco.
Su cúpula semiesférica tiene 20 metros de diámetro y está recubierta interiormente con chapas de aluminio, que sirve como pantalla. En el centro está ubicado su corazón: el
auténtico planetario.
Lo que se llama el instrumento planetario es un aparato de 5 metros de altura y 2,5 toneladas de peso, que tiene unos cien proyectores. Consta de un armazón cilíndrico con proyectores independientes para la Luna, el Sol y los planetas visibles a simple vista Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno-, y dos esferas en los extremos que proyectan 8.900 estrellas. El aparato, de marca Zeiss, es una versión más moderna del creado en la década del 30 en Alemania.
Un sistema de proyectores y equipos láser dirigidos a esa cúpula brindan diversos
espectáculos sobre la conformación del universo, con la exhibición de 8900 estrellas fijas, constelaciones y nebulosas.
La semiesfera está montada sobre una red de 5.300 barras de acero interconectadas, planchas de aluminio y madera, vidrios curvos y una base de hierro en forma de U, es decir, seis triángulos equiláteros cuyos vértices dispuestos hacia adentro dan como resultado un
círculo.
Casi siete millones de personas ya vieron alguna de las 25.000 funciones que se brindaron durante tres décadas.* En el museo del primer piso se expone una roca lunar que trajo a la Tierra la misión Apolo XI para el Planetario. Fue un regalo del ex presidente estadounidense Richard Nixon (quien luego renunciaría por un escándalo de espionaje) . En las lajas del camino de entrada, traídas de Neuquén, se pueden encontrar amonites, fósiles marinos extinguidos hace alrededor de 100 millones de años.
Las obras de construcción del Planetario Galileo Galilei comenzaron, bajo dirección del arquitecto argentino Enrique Jan, de la Dirección General de Arquitectura de la otrora Municipalidad, en 1962. Los trabajos estuvieron a cargo de la Compañía de Construcciones Civiles S. A.
El por entonces intendente Eugenio Schettini lo inauguró el 20 de diciembre de 1966. El día de la apertura, el primer director del Planetario, el profesor de geografía matemática Antonio Cornejo, fue el primero en encender las estrellas.
La primera función se realizó el 13 de junio de 1967. Del primer espectáculo participaron los alumnos del Comercial Nº 1 de Banfield y del Colegio de la Santa Unión de los Sagrados Corazones, de la Capital. Cornejo les mostró cómo estaría el cielo sobre Buenos Aires, la Antártida Argentina y el polo sur esa noche, y la forma de orientarse mirando la Cruz del Sur. La apertura definitiva para el público en general se realizó el 5 de abril de 1968.
La idea de que Buenos Aires contara con un Planetario comenzó a gestarse en 1958 por iniciativa del Concejal socialista José Luis Pena y del Secretario de Cultura del Municipio Dr. Aldo Cocca.
"La progresiva ciudad levanta esbeltos monumentos, abre espaciosas avenidas, construye colosales edificios, hermosea su recinto con parques y jardines para solaz y esparcimiento de los ciudadanos; ¿por qué, pues, no puede levantar también un planetario, colosal monumento de cultura y fuente inagotable de gozo estético, que ha de inmortalizarla y atraer hacia sí infinidad de viajeros de toda América del Sur?", dijo el 20 de agosto de 1937 el director del Observatorio de San Miguel, Ignacio Puig.
El edificio consta de cinco pisos, seis escaleras (una helicoidal) y una sala circular de 20 metros de diámetro con 360 butacas reclinables.
En la explanada de acceso al Planetario se puede apreciar un meteorito metálico encontrado en 1965 en la provincia del Chaco.
Su cúpula semiesférica tiene 20 metros de diámetro y está recubierta interiormente con chapas de aluminio, que sirve como pantalla. En el centro está ubicado su corazón: el
auténtico planetario.
Lo que se llama el instrumento planetario es un aparato de 5 metros de altura y 2,5 toneladas de peso, que tiene unos cien proyectores. Consta de un armazón cilíndrico con proyectores independientes para la Luna, el Sol y los planetas visibles a simple vista Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno-, y dos esferas en los extremos que proyectan 8.900 estrellas. El aparato, de marca Zeiss, es una versión más moderna del creado en la década del 30 en Alemania.
Un sistema de proyectores y equipos láser dirigidos a esa cúpula brindan diversos
espectáculos sobre la conformación del universo, con la exhibición de 8900 estrellas fijas, constelaciones y nebulosas.
La semiesfera está montada sobre una red de 5.300 barras de acero interconectadas, planchas de aluminio y madera, vidrios curvos y una base de hierro en forma de U, es decir, seis triángulos equiláteros cuyos vértices dispuestos hacia adentro dan como resultado un
círculo.
Casi siete millones de personas ya vieron alguna de las 25.000 funciones que se brindaron durante tres décadas.* En el museo del primer piso se expone una roca lunar que trajo a la Tierra la misión Apolo XI para el Planetario. Fue un regalo del ex presidente estadounidense Richard Nixon (quien luego renunciaría por un escándalo de espionaje) . En las lajas del camino de entrada, traídas de Neuquén, se pueden encontrar amonites, fósiles marinos extinguidos hace alrededor de 100 millones de años.
Fuente:Gobierno de a ciudad de Buenos Aires
13 de Junio de 1874
Nace en Córdoba el escritor Leopoldo Lugones, uno de los máximos valores de la literatura argentina. Fundó la Sociedad Argentina de Escritores y dirigió la Biblioteca Nacional de Maestros, que hoy lleva su nombre. Falleció en una isla del Tigre (provincia de Buenos Aires) el 19 de febrero de 1938.
Biografia
Nació en 1874 en Villa de María en el departamento cordobés del Río Seco. Fue el primogénito del matrimonio de Santiago Lugones y Custodia Argüello. En su niñez, la familia se trasladó primero a Santiago del Estero y posteriormente a Ojo de Agua, una villa con pocos habitantes, donde cursó sus estudios primarios.
A los diez años, se destacaba por su memoria, gusto por la lectura e interés por las ciencias naturales. Se cuenta que lo llamaban para amenizar las "tertulias" familiares. Sus padres decidieron enviarlo a Córdoba con su abuela materna para que siguiese los estudios superiores.
En 1892 Leopoldo volvió a vivir con su familia que se había trasladado a Córdoba después de haber perdido su estancia. La crítica situación económica lo llevó a tener que comenzar a trabajar y convertirse en un autodidacta.
En esta época dio con éxito sus primeros pasos en la vida pública. Recitó su primera composición en el Teatro Indarte, dirigió el periódico liberal y anticlerical "El Pensamiento Libre" y se alistó voluntariamente para enfrentar a las fuerzas radicales sublevadas en Rosario.
En Córdoba, Lugones se fue convirtiendo en un personaje popular capaz de ser contrapunto de los payadores del barrio, publicar versos controvertidos con el seudónimo Gil Paz, promover huelgas estudiantiles y fundar un centro socialista.
El año de 1896 fue decisivo para Lugones: se instaló en Buenos Aires y se casó con Juana González. En la gran ciudad se unió al grupo socialista de escritores integrado por José Ingenieros, Roberto Payró, Ernesto de la Cárcova, escribió en el periódico socialista "La Vanguardia" y en la "Tribuna", órgano del roquismo y se ganó al distinguido auditorio del Ateneo. A los 22 años comienza a escribir en "La Nación", promovido por su amigo Rubén Darío. Publicó su primer libro "Las montañas del oro" (1897), basado en una influencia tardía del Romanticismo Francés.
El "novecientos" fue una época de intensa producción en la que escribió muchas de sus obras más valoradas como "Crepúsculos del jardín" (1905) donde se acerca al modernismo hispanista y a las nuevas corrientes literarias francesas: simbolismo, decadentismo, parnasianismo. Esta tendencia alcanza su máxima expresión en "Lunario sentimental" (1909). En su obra "Las fuerzas extrañas" (1906). Lugones plasmará sus habilidades para escribir cuentos de misterio. Este trabajo junto con los "Cuentos fatales" (1926) renuevan el género de la forma breve e inician una fecunda tradición en el Río de la Plata, en la que se inscribirán escritores como Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Julio Cortázar.
En 1901 ocupó el cargo de inspector de secundaria y normal bajo las órdenes de Pablo A. Pizzurno y Virgilio Magnasco. Posteriormente asumió la inspección general donde concretó varias de las ideas plasmadas en su estudio sobre la "Reforma educacional": cursos especiales en vacaciones, fundación del Instituto Nacional del Profesorado Secundario, creación de las cátedras de Educación Física y Dibujo, reglamentación para el ingreso de alumnos a la enseñanza secundaria. Más adelante fue comisionado en viaje a Europa para estudiar las novedades pedagógicas. En 1915 se hizo cargo de la dirección de la Biblioteca Nacional de Maestros que ejerció hasta su muerte.
En 1910, la conmemoración del Centenario de Mayo representó el cenit del movimiento de afirmación de los valores y tradiciones nacionales. Bajo ese impulso, Lugones publicó varios trabajos: "Odas seculares" (1910) y la "Historia de Sarmiento" (1911).
En "El Payador" (1916), reúne una serie de conferencias sobre "Martín Fierro" de José Hernández que rescatan la obra, calificándola de "Cuento Homérico de la Cultura Argentina"... Este particular enfoque instaló en la crítica una fructífera polémica que se prolongó por décadas y cuyo resultado fue la aceptación del Poema como la obra emblemática de la identidad literaria argentina. La lectura que Lugones hace deja entrever otro de sus principales puntos de interés intelectual; la cultura clásica. En este campo su producción incluye las obras "Didáctica" (1910); "Las limaduras de Hephaestos" (1910), "Estudios Helénicos" (1924) y "Nuevos estudios Helénicos" (1928).
En Europa se vivía un tiempo de incertidumbre instalado con la guerra mundial, la revolución de los "soviet" y el fascismo italiano, mientras en Argentina se sentía la crisis económica y la inestabilidad política. Lugones fue un observador atento de la situación internacional y un hombre de acción en su país.
Lentamente, su visión socialista fue dando paso a un pensamiento nacionalista de originales matices, crítico del liberalismo y alejado de las posiciones católicas. Este Lugones maduro fue igual de controvertido que en sus posiciones juveniles al apoyar el militarismo de la década del treinta.
Su trabajo incesante se plasmó en numerosos escritos, artículos de prensa y conferencias que le merecieron el nombramiento en la Asamblea de Cooperación Intelectual de la Liga de las Naciones (1924), el Premio Nacional de Literatura (1926) y la presidencia de la Sociedad Argentina de Escritores, fundada con su impulso (1928).
En esta etapa, aumentó con ritmo vertiginoso su ya cuantiosa producción intelectual entre la que se encuentra "Poemas solariegos" (1928) uno de sus títulos más elogiados y los ensayos "La patria fuerte" (1930) y "La grande Argentina" (1930), indispensables para comprender la época y la generación de Lugones.
Puso fin voluntariamente a su vida en una isla del Tigre. Los boletines informativos sorprendieron a la opinión pública tanto como a quienes lo trataban cotidianamente en la Biblioteca Nacional de Maestros.
Lugones aún hoy genera controversias por su cambiante temperamento político. El tiempo, sin embargo, lo ha destacado como una figura central de la cultura argentina y como uno de sus más grandes escritores.
(De Biblioteca privada de Leopoldo Lugones)
A los diez años, se destacaba por su memoria, gusto por la lectura e interés por las ciencias naturales. Se cuenta que lo llamaban para amenizar las "tertulias" familiares. Sus padres decidieron enviarlo a Córdoba con su abuela materna para que siguiese los estudios superiores.
En 1892 Leopoldo volvió a vivir con su familia que se había trasladado a Córdoba después de haber perdido su estancia. La crítica situación económica lo llevó a tener que comenzar a trabajar y convertirse en un autodidacta.
En esta época dio con éxito sus primeros pasos en la vida pública. Recitó su primera composición en el Teatro Indarte, dirigió el periódico liberal y anticlerical "El Pensamiento Libre" y se alistó voluntariamente para enfrentar a las fuerzas radicales sublevadas en Rosario.
En Córdoba, Lugones se fue convirtiendo en un personaje popular capaz de ser contrapunto de los payadores del barrio, publicar versos controvertidos con el seudónimo Gil Paz, promover huelgas estudiantiles y fundar un centro socialista.
El año de 1896 fue decisivo para Lugones: se instaló en Buenos Aires y se casó con Juana González. En la gran ciudad se unió al grupo socialista de escritores integrado por José Ingenieros, Roberto Payró, Ernesto de la Cárcova, escribió en el periódico socialista "La Vanguardia" y en la "Tribuna", órgano del roquismo y se ganó al distinguido auditorio del Ateneo. A los 22 años comienza a escribir en "La Nación", promovido por su amigo Rubén Darío. Publicó su primer libro "Las montañas del oro" (1897), basado en una influencia tardía del Romanticismo Francés.
El "novecientos" fue una época de intensa producción en la que escribió muchas de sus obras más valoradas como "Crepúsculos del jardín" (1905) donde se acerca al modernismo hispanista y a las nuevas corrientes literarias francesas: simbolismo, decadentismo, parnasianismo. Esta tendencia alcanza su máxima expresión en "Lunario sentimental" (1909). En su obra "Las fuerzas extrañas" (1906). Lugones plasmará sus habilidades para escribir cuentos de misterio. Este trabajo junto con los "Cuentos fatales" (1926) renuevan el género de la forma breve e inician una fecunda tradición en el Río de la Plata, en la que se inscribirán escritores como Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Julio Cortázar.
En 1901 ocupó el cargo de inspector de secundaria y normal bajo las órdenes de Pablo A. Pizzurno y Virgilio Magnasco. Posteriormente asumió la inspección general donde concretó varias de las ideas plasmadas en su estudio sobre la "Reforma educacional": cursos especiales en vacaciones, fundación del Instituto Nacional del Profesorado Secundario, creación de las cátedras de Educación Física y Dibujo, reglamentación para el ingreso de alumnos a la enseñanza secundaria. Más adelante fue comisionado en viaje a Europa para estudiar las novedades pedagógicas. En 1915 se hizo cargo de la dirección de la Biblioteca Nacional de Maestros que ejerció hasta su muerte.
En 1910, la conmemoración del Centenario de Mayo representó el cenit del movimiento de afirmación de los valores y tradiciones nacionales. Bajo ese impulso, Lugones publicó varios trabajos: "Odas seculares" (1910) y la "Historia de Sarmiento" (1911).
En "El Payador" (1916), reúne una serie de conferencias sobre "Martín Fierro" de José Hernández que rescatan la obra, calificándola de "Cuento Homérico de la Cultura Argentina"... Este particular enfoque instaló en la crítica una fructífera polémica que se prolongó por décadas y cuyo resultado fue la aceptación del Poema como la obra emblemática de la identidad literaria argentina. La lectura que Lugones hace deja entrever otro de sus principales puntos de interés intelectual; la cultura clásica. En este campo su producción incluye las obras "Didáctica" (1910); "Las limaduras de Hephaestos" (1910), "Estudios Helénicos" (1924) y "Nuevos estudios Helénicos" (1928).
En Europa se vivía un tiempo de incertidumbre instalado con la guerra mundial, la revolución de los "soviet" y el fascismo italiano, mientras en Argentina se sentía la crisis económica y la inestabilidad política. Lugones fue un observador atento de la situación internacional y un hombre de acción en su país.
Lentamente, su visión socialista fue dando paso a un pensamiento nacionalista de originales matices, crítico del liberalismo y alejado de las posiciones católicas. Este Lugones maduro fue igual de controvertido que en sus posiciones juveniles al apoyar el militarismo de la década del treinta.
Su trabajo incesante se plasmó en numerosos escritos, artículos de prensa y conferencias que le merecieron el nombramiento en la Asamblea de Cooperación Intelectual de la Liga de las Naciones (1924), el Premio Nacional de Literatura (1926) y la presidencia de la Sociedad Argentina de Escritores, fundada con su impulso (1928).
En esta etapa, aumentó con ritmo vertiginoso su ya cuantiosa producción intelectual entre la que se encuentra "Poemas solariegos" (1928) uno de sus títulos más elogiados y los ensayos "La patria fuerte" (1930) y "La grande Argentina" (1930), indispensables para comprender la época y la generación de Lugones.
Puso fin voluntariamente a su vida en una isla del Tigre. Los boletines informativos sorprendieron a la opinión pública tanto como a quienes lo trataban cotidianamente en la Biblioteca Nacional de Maestros.
Lugones aún hoy genera controversias por su cambiante temperamento político. El tiempo, sin embargo, lo ha destacado como una figura central de la cultura argentina y como uno de sus más grandes escritores.
(De Biblioteca privada de Leopoldo Lugones)
Día del Escritor
Fecha en conmemoración al nacimiento de Leopoldo Lugones.
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