Muere el jurisconsulto, político, legislador y tribuno Leandro N. Alem, fundador de la Unión Cívica de la Juventud, origen de la Unión Cívica Radical. Nació en Buenos Aires el 11 de marzo de 1842
"Nunca con más razón puede el pueblo derramar sus lágrimas sobre una tumba. Esta encierra los restos del hombre que tanto luchó por la causa popular y a la cual siempre dió, generoso, todas sus fuerzas y energías...:"
Marcelo T. de Alvear.
( fragmento del discurso pronunciado en el sepelio de Leandro Alem, al que concurrieron más de cien mil personas ).
Marcelo T. de Alvear.
( fragmento del discurso pronunciado en el sepelio de Leandro Alem, al que concurrieron más de cien mil personas ).
LEANDRO ALEM: LA TRAGEDIA DE ANOCHE
LA NACIÓN
¿Cómo había ocurrido la catástrofe? El doctor Leandro N. Alem había dado fin a su existencia, disparándose dentro del coche que lo conducía al Club del Progreso, un tiro en la sien derecha. Cuando el portero del Club abrió la portezuela del carruaje, el tribuno popular, el agitador, el caudillo, era cadáver. Ese cadáver fué piadosamente subido a uno de los salones del club, colocado sobre una mesa, cubierto el rostro varonil con el poncho de vicuña, semivelado así a la gente de todas las opiniones que acudía a saludarlo con lágrimas en los ojos. Se había suicidado Alem. Leandro Alem, el de las largas barbas plateadas ya, el de los ojos vivos y fulgurantes, el de la palabra vibrante y perentoria, el caudillo, el jefe, el hombre de la calle y de la plaza pública, que arrebataba a las multitudes cuando les hablaba por ellas, cuando los llevaba adonde él quería llevarlas, casi ídolo, con su ascético rostro, con su vida clara, con su altruismo extraño, y así ha muerto, tendido sobre una mesa, cubierta la cara ensangrentada con el poncho de vicuña de sus amores nacionales. ¿Por qué? Todos preguntaban el por qué, todos querían conocerlo, y hubieran cuestionado al cadáver si hubiera podido contestar, y quedaban mudos ante ese enigma. ¿Cómo, cuando se es jefe de un partido poderoso, cuando se influye en los destinos de una Nación, cuando se ha llegado a una popularidad, casi sin precedentes, se puede cortar así el hilo de una existencia, saltar así a la nada, romper así con todo lo que sonríe y lo que promete ? ... Hombre maduro, el doctor Alem había visto muchas cosas, había pulsado muchas pasiones, había hecho muchos sacrificios, y llegado el momento del balance se había encontrado él solo en pérdida, después de haber puesto casi todo el capital. Muere en su teatro, en la calle de sus triunfos y las causas de su muerte no han de conocerse tal vez por entero.
Es un hombre de abnegación y convicciones que se mata, y cuya muerte produce honda sensación en amigos y enemigos; un luchador que supo estar en pugna con todo lo existente que le parecía malo, rodearse de una aureola popular, significar por sí mismo, encarnar en su persona todo un partido y obligar a los demás a considerarlo un bienintencionado pasionista, pero que todo lo supeditaba al bienestar común; un caudillo por su exterioridad y su psicología, término extremo y necesario para el desenvolvimiento de un país democrático como el nuestro. Aún los que no estaban de acuerdo con su lucha, han de ver que su actitud estaba informada por una pasión sincera y, aunque excesiva, nunca inspirada en un propósito de medro personal. Cuando la candidatura de uno de sus amigos políticos a la Presidencia de la República él supo desligarse orgullosamente al creer que se tomaba un mal camino y el pueblo le llamó austero. Más tarde se entregó en cuerpo y alma al triunfo de la revolución del 90, y luego siempre lleno de las mejores intenciones, ofuscado sólo por su pasión de ir ligero, de saltar obstáculos, de llegar a pesar de todo y perentoriamente al fin, si contribuyó a la escisión y pérdida de fuerzas de la Unión Cívica, fué con el ansia de crear un partido formidable que arrasara con todo de una vez y llegar a la conquista del ideal democrático, con una sola carga de sus decididas huestes. ¡Ay! Eso era imposible y las dificultades se han ido aumentando, amontonando hasta formar barrera insalvable; no triunfa ya en nuestro siglo lo que no se ajusta a la evolución, lo que no la sigue, lo que no se vale de ella. El doctor Alem se inició muy joven en la vida pública, en épocas en que se creía necesaria la violencia y desde un principio hízose notar por su carácter que significaba siempre una manera terminante y absoluta. Su nombre era conocido y relativamente popular antes del 90 en que alcanzó ultísima figuración y representó en su persona el grupo numeroso de los excesivos, de los que querían llegar a saltos al ideal, contra la regla de la naturaleza.
Llegó así, lejos del gobierno, repudiándolo siempre, deseándolo mejor, libre de tachas mejor dicho, a gozar de una rara popularidad que lo ha acompañado hasta el último día de su vida y que hará que la noticia de su suicidio cause verdadero estupor y provoque una extraordinaria manifestación de duelo. Anoche, cuando corrió la triste noticia no había quien no se negase a creerla; cuando el convencimiento llegaba, surgían siempre frases de amargo pesar de todos los labios, porque al fin es uno de los nuestros, un hijo de la tierra, un genuino representante de las cosas que fueron y aún son, el que a la hora de esta, yace sobre una mesa del Club del Progreso con su rostro enjuto y su luenga barba casi blanca, cubierto con el poncho de vicuña de sus amores nacionales el que lo acompañó a los atrios de las elecciones sangrientas o a los congresos de debate tranquilo. ¡Duerma en paz Leandro Alem ! Que el descanso eterno la compense de su lucha contínua. En nuestra historia tiene un puesto, su nombre vivirá y hoy no habrá en toda la República quien no lamente su trágica muerte y rinda tributo a sus virtudes. Alma noble, luchador incansable, hombre de raro temple, librado a los embates de la suerte pocas veces propicias ha llegado al término de su carrera con la estimación de propios y extraños y sin duda por eso en su rostro demacrado y en sus blancas barbas hay aún, después de la muerte, un sello de placidez y de entereza. ¡Duerma en paz Leandro Alem! "
(La Nación, 2 de julio de 1896.)
Esta nota que he transcripto pertenece al día siguiente del suicidio del Dr. Leandro Alem, y elogia la figura del prócer que ya en vida gozaba de increible popularidad. Se decía que los jóvenes se congregaban en multitudes, y lo seguían a Alem por todos su recorridos ciudadanos, hasta animarse a pedirle una palabra de aliento, que el Maestro nunca retaceaba. Esto lo cuento un gran político argentino y diputado nacional que en su juventud formaba parte de esos jóvenes que seguían a Alem: el socialista Alfredo Palacios.
Este panegírico de La Nación no podía obviar las críticas que aún en vida le hiciera Mitre a Alem. En varios pasajes, el espíritu reaccionario y conservador de 'La Nación', presagia la derrota del ideario alemniano, cosa que la Historia terminará por refutar en forma grandilocuente.
Matías Bailone
LA NACIÓN
¿Cómo había ocurrido la catástrofe? El doctor Leandro N. Alem había dado fin a su existencia, disparándose dentro del coche que lo conducía al Club del Progreso, un tiro en la sien derecha. Cuando el portero del Club abrió la portezuela del carruaje, el tribuno popular, el agitador, el caudillo, era cadáver. Ese cadáver fué piadosamente subido a uno de los salones del club, colocado sobre una mesa, cubierto el rostro varonil con el poncho de vicuña, semivelado así a la gente de todas las opiniones que acudía a saludarlo con lágrimas en los ojos. Se había suicidado Alem. Leandro Alem, el de las largas barbas plateadas ya, el de los ojos vivos y fulgurantes, el de la palabra vibrante y perentoria, el caudillo, el jefe, el hombre de la calle y de la plaza pública, que arrebataba a las multitudes cuando les hablaba por ellas, cuando los llevaba adonde él quería llevarlas, casi ídolo, con su ascético rostro, con su vida clara, con su altruismo extraño, y así ha muerto, tendido sobre una mesa, cubierta la cara ensangrentada con el poncho de vicuña de sus amores nacionales. ¿Por qué? Todos preguntaban el por qué, todos querían conocerlo, y hubieran cuestionado al cadáver si hubiera podido contestar, y quedaban mudos ante ese enigma. ¿Cómo, cuando se es jefe de un partido poderoso, cuando se influye en los destinos de una Nación, cuando se ha llegado a una popularidad, casi sin precedentes, se puede cortar así el hilo de una existencia, saltar así a la nada, romper así con todo lo que sonríe y lo que promete ? ... Hombre maduro, el doctor Alem había visto muchas cosas, había pulsado muchas pasiones, había hecho muchos sacrificios, y llegado el momento del balance se había encontrado él solo en pérdida, después de haber puesto casi todo el capital. Muere en su teatro, en la calle de sus triunfos y las causas de su muerte no han de conocerse tal vez por entero.
Es un hombre de abnegación y convicciones que se mata, y cuya muerte produce honda sensación en amigos y enemigos; un luchador que supo estar en pugna con todo lo existente que le parecía malo, rodearse de una aureola popular, significar por sí mismo, encarnar en su persona todo un partido y obligar a los demás a considerarlo un bienintencionado pasionista, pero que todo lo supeditaba al bienestar común; un caudillo por su exterioridad y su psicología, término extremo y necesario para el desenvolvimiento de un país democrático como el nuestro. Aún los que no estaban de acuerdo con su lucha, han de ver que su actitud estaba informada por una pasión sincera y, aunque excesiva, nunca inspirada en un propósito de medro personal. Cuando la candidatura de uno de sus amigos políticos a la Presidencia de la República él supo desligarse orgullosamente al creer que se tomaba un mal camino y el pueblo le llamó austero. Más tarde se entregó en cuerpo y alma al triunfo de la revolución del 90, y luego siempre lleno de las mejores intenciones, ofuscado sólo por su pasión de ir ligero, de saltar obstáculos, de llegar a pesar de todo y perentoriamente al fin, si contribuyó a la escisión y pérdida de fuerzas de la Unión Cívica, fué con el ansia de crear un partido formidable que arrasara con todo de una vez y llegar a la conquista del ideal democrático, con una sola carga de sus decididas huestes. ¡Ay! Eso era imposible y las dificultades se han ido aumentando, amontonando hasta formar barrera insalvable; no triunfa ya en nuestro siglo lo que no se ajusta a la evolución, lo que no la sigue, lo que no se vale de ella. El doctor Alem se inició muy joven en la vida pública, en épocas en que se creía necesaria la violencia y desde un principio hízose notar por su carácter que significaba siempre una manera terminante y absoluta. Su nombre era conocido y relativamente popular antes del 90 en que alcanzó ultísima figuración y representó en su persona el grupo numeroso de los excesivos, de los que querían llegar a saltos al ideal, contra la regla de la naturaleza.
Llegó así, lejos del gobierno, repudiándolo siempre, deseándolo mejor, libre de tachas mejor dicho, a gozar de una rara popularidad que lo ha acompañado hasta el último día de su vida y que hará que la noticia de su suicidio cause verdadero estupor y provoque una extraordinaria manifestación de duelo. Anoche, cuando corrió la triste noticia no había quien no se negase a creerla; cuando el convencimiento llegaba, surgían siempre frases de amargo pesar de todos los labios, porque al fin es uno de los nuestros, un hijo de la tierra, un genuino representante de las cosas que fueron y aún son, el que a la hora de esta, yace sobre una mesa del Club del Progreso con su rostro enjuto y su luenga barba casi blanca, cubierto con el poncho de vicuña de sus amores nacionales el que lo acompañó a los atrios de las elecciones sangrientas o a los congresos de debate tranquilo. ¡Duerma en paz Leandro Alem ! Que el descanso eterno la compense de su lucha contínua. En nuestra historia tiene un puesto, su nombre vivirá y hoy no habrá en toda la República quien no lamente su trágica muerte y rinda tributo a sus virtudes. Alma noble, luchador incansable, hombre de raro temple, librado a los embates de la suerte pocas veces propicias ha llegado al término de su carrera con la estimación de propios y extraños y sin duda por eso en su rostro demacrado y en sus blancas barbas hay aún, después de la muerte, un sello de placidez y de entereza. ¡Duerma en paz Leandro Alem! "
(La Nación, 2 de julio de 1896.)
Esta nota que he transcripto pertenece al día siguiente del suicidio del Dr. Leandro Alem, y elogia la figura del prócer que ya en vida gozaba de increible popularidad. Se decía que los jóvenes se congregaban en multitudes, y lo seguían a Alem por todos su recorridos ciudadanos, hasta animarse a pedirle una palabra de aliento, que el Maestro nunca retaceaba. Esto lo cuento un gran político argentino y diputado nacional que en su juventud formaba parte de esos jóvenes que seguían a Alem: el socialista Alfredo Palacios.
Este panegírico de La Nación no podía obviar las críticas que aún en vida le hiciera Mitre a Alem. En varios pasajes, el espíritu reaccionario y conservador de 'La Nación', presagia la derrota del ideario alemniano, cosa que la Historia terminará por refutar en forma grandilocuente.
Matías Bailone
1 de Julio de 1926
Muere el notable botánico italiano Carlos Spegazzini. Estudió la flora patagónica y misionera. Nació en Bairo (Piamonte, Italia) el 20 de abril de 1858. 1936 Se funda en Buenos Aires la Academia Nacional de Bellas Artes.
1 de Julio de 1974
Muere en Buenos Aires el general Juan Domingo Perón.
Fue presidente de la Nación por tres períodos, elegido por voto popular. Propugnó como plan de gobierno la justicia social, la independencia económica y la soberanía política. Por gestión de su esposa, María Eva Duarte de Perón, se otorgó el voto cívico a la mujer. Nació en Lobos (provincia de Buenos Aires) el 8 de octubre de 1895.
VIDA DEL GENERAL JUAN DOMINGO PERÓN
El General Juan Domingo Perón fue electo Presidente de la República Argentina en 1946, 1951 y 1973. En todos los casos llegó a tan alto cargo por medio de elecciones democráticas.
La vida política de Perón tiene, por ello, dos excepcionalidades en América Latina: llegar tres veces a la Presidencia de la Nación y, aún siendo militar, las tres veces mediante el voto popular.
Fue fundador y jefe político del Movimiento Justicialista que aún hoy, a 30 años de su muerte, continúa siendo la fuerza política mayoritaria de la República Argentina (Partido Justicialista).
Perón dejó escritas múltiples obras (La Comunidad Organizada, Conducción Política y Modelo Argentino para un Proyecto Nacional, entre otras), donde expresa su filosofía y doctrina política, y que continúan siendo textos de consulta en el plano académico, aplicados a la vida política argentina y continental.
Infancia y primera juventud
Perón nació en Lobos (Provincia de Buenos Aires) el 8 de octubre de 1895. Fue hijo de Mario Tomás Perón, pequeño productor agrícola-ganadero, y de Juana Sosa, y nieto de uno de los médicos más célebres de su tiempo, el profesor Tomás L. Perón. Su familia es de origen sardo por vía paterna y castellana por vía materna. Su infancia y primera juventud las vivió en las pampas bonaerenses y en las llanuras patagónicas del sur de la Argentina, donde se trasladaron sus padres en 1899 en busca de trabajo. Estos escenarios de grandes espacios abiertos y de vida rural incidieron en su formación cultural que algunos biógrafos han denominado "criollismo". Perón deseaba ser médico como su abuelo, pero finalmente, en 1911, ingresó al Colegio Militar de la Nación, situado en los alrededores de la ciudad de Buenos Aires, y egresó en 1913 con el grado de subteniente del arma de Infantería.
Vida Militar
Como oficial joven ocupó diversos destinos militares dentro del país mientras fue ascendiendo en su carrera. Teniendo el grado de Capitán redactó trabajos sobre Moral Militar, Higiene Militar, Campañas del Alto Perú, El Frente Oriental de la Guerra Mundial de 1914. Estudios Estratégicos", que fueron adoptados como textos de estudio en las academias del Ejército.
En 1929 contrajo matrimonio con Aurelia Tizón en la Iglesia castrense Nuestra Señora de Luján, pero su esposa murió muy joven, en setiembre de 1938.
En 1930 ya era miembro del Estado Mayor del Ejército y Profesor Titular de "Historia Militar" en la Escuela Superior de Guerra. Continuó publicando textos militares y también redactó un estudio sobre el idioma de los indios araucanos, originarios de la región patagónica, bajo el título Toponimia Patagónica de Etimología Araucana (1935).
En 1936, con el grado de Mayor del Ejército, fue nombrado Agregado Militar en la Embajada Argentina en la República de Chile. Ese año ascendió al grado de Teniente Coronel. En 1937 publicó el estudio La Idea Estratégica y la Idea Operativa de San Martín en la Campaña de los Andes.
En 1939 integró la Misión de estudios en el extranjero que el Ejército Argentino envió a Europa, con residencia en Italia. Se especializó en Infantería de Montaña (alpinismo y esquí). Regresó a principios de 1940, luego de recorrer España, Alemania, Hungría, Francia, Yugoslavia y Albania. Fue destinado al Centro de Instrucción de Montaña (Mendoza) y en 1941 ascendió al grado de Coronel.
A partir de 1943 su vida militar comenzó a converger hacia la política, que lo iba a absorber totalmente hasta su muerte.
Vida Política
El 4 de junio de 1943, Perón participó en la Revolución militar que terminó un proceso de fraude y corrupción política, iniciado con el golpe militar de 1930, que había desplazado del poder al Presidente constitucional Hipólito Yrigoyen, perteneciente al partido Unión Cívica Radical. Perón tenía el grado de Coronel y formaba parte de un grupo de oficiales organizados en una especie de logia denominada GOU (Grupo Oficiales Unidos) que sostenía un pensamiento nacionalista y de recuperación ética.
En el gobierno militar, Perón comenzó ocupando cargos menores. En octubre de 1943, solicitó desempeñarse en el Departamento Nacional del Trabajo, un modesto organismo dedicado a los asuntos laborales y sindicales. El joven coronel inició, desde este lugar, su contacto con la clase trabajadora argentina, adentrándose en sus problemas y necesidades. Convirtió al modesto organismo en Secretaría de Trabajo y Previsión, amplió sus facultades y asumió su nueva titularidad el 10 de diciembre de 1943.
Desde allí impulsó la organización de los trabajadores en sindicatos, transmitiéndole al movimiento obrero una visión reivindicatoria y nacional del trabajo y promovió una legislación protectora inspirada en los principios de justicia social, difundidos, entre otras fuentes, por las Encíclicas papales.
A principios de 1944 conoció a María Eva Duarte que sería su esposa y a quién la historia ha inmortalizado con el nombre de Evita.
Por su desempeño en la Secretaría de Trabajo y Previsión comenzó a crecer la popularidad de Perón en la clase trabajadora, lo cual despertó desconfianza en muchos de los mandos del Ejército, que mantenían una concepción conservadora y elitista de la sociedad argentina. A tal punto llegó esta situación que, pese a estar desempeñando en 1945 los cargos de Vicepresidente y Ministro de Guerra del Gobierno Militar, el Coronel Perón fue obligado a renunciar a todas sus funciones el 10 de octubre de ese año. El día 13 fue llevado detenido a la Isla Martín García (situada en el Río de La Plata, frente a la ciudad de Buenos Aires).
Una vez conocida por los trabajadores la noticia de la detención de Perón, se declaró una huelga general espontánea en todo el país. Contingentes obreros comenzaron a marchar hacia la Casa de Gobierno, en la ciudad de Buenos Aires, cubriendo la Plaza de Mayo con una multitud que reclamaba su libertad.
Fue el 17 de octubre de 1945. Al anochecer de ese día y ante la presión popular, Perón fue puesto en libertad y convocado por los propios gobernantes militares a hablar a la multitud para calmarla.
Perón así lo hizo, pidió su retiro del Ejército y convertido en ex-militar se lanzó a la vida política. Tenía 50 años de edad.
Ese mismo mes de octubre contrajo matrimonio con Eva Perón.
El gobierno militar, debilitado por los acontecimientos, convocó a elecciones presidenciales para el 24 de febrero de 1946. Perón, con apenas cuatro meses de tiempo, presentó su candidatura con la fórmula Perón-Quijano y organizó sus bases políticas de apoyo que fueron los trabajadores, sectores independientes y desprendimientos progresistas de los partidos tradicionales como la Unión Cívica Radical, el Partido Conservador y el Partido Socialista. Su adversario fue un frente político denominado "Unión Democrática", conformado por los sectores más conservadores de la sociedad en alianza con la izquierda internacionalista, como el Partido Comunista, y apoyado abiertamente por el embajador de los Estados Unidos de Norteamérica, señor Spruille Braden. La disyuntiva fue "Braden o Perón".
Perón triunfó en las elecciones con el 52 por ciento de los votos y asumió la Presidencia de la Nación el 4 de junio de 1946. Ya en el Gobierno fundó el Movimiento Peronista. Comenzó una gestión de fuerte preocupación nacional y social.
En 1949 se reformó la Constitución Nacional mediante elección democrática de constituyentes y se incorporaron al máximo texto jurídico los nuevos derechos sociales, como también el voto femenino, que había sido aprobado en 1947, que reivindicaba a la mujer hasta entonces marginada de la vida política argentina.
En 1951 la formula Perón-Quijano fue reelecta por un nuevo período de seis años con el 62 por ciento de los votos.
En 1952 murió Eva Perón, "Evita", afectada por un cáncer. Se creó en torno a Perón un gran vacío afectivo.
En 1953 Perón planteó, en diversas exposiciones públicas, su pensamiento sobre la política exterior basada en los conceptos de "continentalismo" y "universalismo" con proyección al siglo XXI. Tomó las primeras decisiones concretas encaminadas a impulsar la integración latinoamericana y propuso a Chile y a Brasil echar las bases de una unión subregional que se denominaría ABC. Este proyecto es el antecedente del actual MERCOSUR instalado 30 años después.
El 16 de setiembre de 1955 el Gobierno constitucional de Perón fue derrocado por un golpe militar apoyado por los sectores más reaccionarios de la sociedad. Comenzó un largo período de proscripción política del Movimiento Justicialista, persecución a sus integrantes mediante fusilamientos, cárcel y destierro. Perón debió exiliarse. Este cruento período se extendió por 18 años, durante los cuales las Fuerzas Armadas asumieron el control político del país.
Perón se exiló en países latinoamericanos, conoció a una joven argentina, María Estela Martínez, “Isabel”, que se convertiría en su tercera esposa, y a partir de 1960 se trasladó a España donde vivió en Madrid hasta que pudo regresar a su patria por primera vez el 17 de noviembre de 1972 y, definitivamente, el 20 de junio de 1973.
El gobierno militar presidido por el Gral. Lanusse convocó a elecciones presidenciales para el 11 de marzo de 1973, pero proscribió a Perón. El Movimiento Justicialista ganó las elecciones con el 49,59 por ciento de los votos con la fórmula Cámpora-Solano Lima designada por Perón. Una vez en el gobierno, el presidente Cámpora renunció al cargo y se convocó a nuevas elecciones presidenciales sin proscripciones para el 23 de setiembre de 1973. El Movimiento Justicialista propuso la fórmula Perón-Perón (Juan Domingo Perón y su esposa Isabel Martínez de Perón), que obtuvo el triunfo con más del 60 por ciento de los votos.
Perón ya tenía 78 años y estaba enfermo. Murió el 1º de julio de 1974, mientras estaba en ejercicio constitucional y democrático de la Presidencia de la Nación por tercera vez.
1 de Julio de 2002
Día del Historiador
CONMEMORACIONES
Ley 25.566
Declárase Día del Historiador el 1º de julio de cada año.
Sancionada: Marzo 14 de 2002.
Promulgada: Abril 4 de 2002.
El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina reunidos en Congreso, etc. sancionan con fuerza de Ley:
ARTICULO 1º — Declarar Día del Historiador el 1º de julio de cada año a los efectos de recordar y homenajear el esfuerzo que han realizado y realizan los escritores, investigadores, profesores y aficionados dedicados al estudio, propalación y análisis de los acontecimientos de carácter histórico.
ARTICULO 2º — Comuníquese al Poder Ejecutivo.
DADA EN LA SALA DE SESIONES DEL CONGRESO ARGENTINO, EN BUENOS AIRES, A LOS CATORCE DIAS DEL MES DE MARZO DEL AÑO DOS MIL DOS.
— REGISTRADA BAJO EL Nº 25.566 —
EDUARDO O. CAMAÑO. — MARCELO E. LOPEZ ARIAS — Eduardo D. Rollano. — Juan J. Canals.
Ley 25.566
Declárase Día del Historiador el 1º de julio de cada año.
Sancionada: Marzo 14 de 2002.
Promulgada: Abril 4 de 2002.
El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina reunidos en Congreso, etc. sancionan con fuerza de Ley:
ARTICULO 1º — Declarar Día del Historiador el 1º de julio de cada año a los efectos de recordar y homenajear el esfuerzo que han realizado y realizan los escritores, investigadores, profesores y aficionados dedicados al estudio, propalación y análisis de los acontecimientos de carácter histórico.
ARTICULO 2º — Comuníquese al Poder Ejecutivo.
DADA EN LA SALA DE SESIONES DEL CONGRESO ARGENTINO, EN BUENOS AIRES, A LOS CATORCE DIAS DEL MES DE MARZO DEL AÑO DOS MIL DOS.
— REGISTRADA BAJO EL Nº 25.566 —
EDUARDO O. CAMAÑO. — MARCELO E. LOPEZ ARIAS — Eduardo D. Rollano. — Juan J. Canals.
1 de Julio de 1936:
Se funda en Buenos Aires la Academia Nacional de Bellas Artes.
Reseña Histórica
La Academia Nacional de Bellas Artes, fue creada por Decreto del Poder Ejecutivo Nacional el 1 de julio de 1936 con un grupo de intelectuales y personalidades de la cultura. De acuerdo con el Decreto Nro. 4362 del Poder Ejecutivo Nacional del 30 de noviembre de 1955, ha sido autorizada para funcionar con carácter de persona jurídica por Decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nro. 11.636 del 25 de septiembre de 1957.
Reseña Histórica
La Academia Nacional de Bellas Artes, fue creada por Decreto del Poder Ejecutivo Nacional el 1 de julio de 1936 con un grupo de intelectuales y personalidades de la cultura. De acuerdo con el Decreto Nro. 4362 del Poder Ejecutivo Nacional del 30 de noviembre de 1955, ha sido autorizada para funcionar con carácter de persona jurídica por Decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nro. 11.636 del 25 de septiembre de 1957.
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