8 de Octubre de 1898
Aparece en Buenos Aires la revista "Caras y Caretas", fundada por José S. Alvarez "Fray Mocho". El archivo de la misma se ha incorporado al Archivo General de la Nación.
La verdadera revista argentina empezó con Caras y Caretas (1898-1941), donde quedaron registradas cuatro décadas de historia: historia política, de las costumbres, de la cultura, de la sociedad, del país.Jorge Ruffinelli analizó así el fenómeno: "Caras y Caretas, dentro de su estilo epocal, refleja traslúcidamente su mundo, ya a través de sus 'compromisos', ya a través de sus 'evasiones'. Prácticamente ningún escritor, salvando las composiciones modernistas que mimetizaban en parnasianismo francés, dejó de mostrar en sus cuentos o poemas tanto el sentimiento particular ante los conflictos que responsabilizaban a toda una sociedad, como los hechos mismos que en definitiva la constituían. No es extraño, entonces, el marcado auge de la literatura costumbrista -a que el periodismo dio empuje-, de la preocupación nacional que denotaba la literatura posgauchesca y del directo compromiso -en el ensayo, donde se explicitan las ideas- en que estaban presentes poetas y narradores, no sólo periodistas".
La primera época de Caras y Caretas fue la más notable. La dirigía José S. Alvarez, Fray Mocho, quien accedería luego a la fama también a través de sus cuentos y crónicas costumbristas. La revista cubría todos los aspectos de la vida de entonces, desde el literario hasta el político. Las cuestiones más importantes del momento -como el asesinato de Humberto I o la guerra anglo-boer- eran allí tratadas pormenorizadamente. "Frente a sus ejemplos anteriores -el más claro, la revista Don Quijote- Caras y Caretas significó un merecido avance en muchos aspectos. No sólo ponía en manos de miles de ciudadanos una revista popular y variada (se autodefinía "semanario festivo, literario, artístico y de actualidades") donde se reflejaban las preocupaciones nacionales de toda índole, así como los sucesos internacionales, sino que en varios aspectos más pequeños pero característicos, pudo tener el orgullo de la originalidad que exigía la época: comenzaron a pagarse las colaboraciones literarias y se levantó el nivel técnico con el empleo de cromos y fotograbados", dice Rufinelli.
Caras y Caretas del cambio de siglo constituyó, sin duda, el más fiel reflejo de aquella Argentina. En sus páginas quedó impreso el fenómeno de la inmigración, el desarrollo del comercio y la producción y, sobre todo, la metamorfosis de la Gran Aldea, convertida en ciudad. Acompañó el cambio hasta donde pudo. Su auge comenzó a quedar atrás cuando debió competir con otras revistas más novedosas que ganaban el favor del público, como Mundo Moderno, fundada en 1911. Acaso su vocación por abarcarlo todo, por expresar integralmente a la sociedad de entonces, fue la causa principal de la agonía. Duró 41 años.
Caras y Caretas del cambio de siglo constituyó, sin duda, el más fiel reflejo de aquella Argentina. En sus páginas quedó impreso el fenómeno de la inmigración, el desarrollo del comercio y la producción y, sobre todo, la metamorfosis de la Gran Aldea, convertida en ciudad. Acompañó el cambio hasta donde pudo. Su auge comenzó a quedar atrás cuando debió competir con otras revistas más novedosas que ganaban el favor del público, como Mundo Moderno, fundada en 1911. Acaso su vocación por abarcarlo todo, por expresar integralmente a la sociedad de entonces, fue la causa principal de la agonía. Duró 41 años.
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