Muere el ingeniero Benito J. Carrasco.
Fue el creador del Rosedal de Palermo. Reformó la plaza San Martín y el Parque Lezama.
Su vida sus obras
Ing. Agr. Benito J. Carrasco(1877 - 1958)
Benito Javier Carrasco es recordado como el iniciador en el país de los estudios sobre los espacios verdes, considerados éstos como parte de la "ciencia y arte del urbanismo". Creador de la primera Cátedra de Parques y Jardines del país -hoy, Cátedra de Planificación de los Espacios Verdes de la Facultad de Agronomía- Carrasco fue también el primero en realizar investigaciones relativas al paisajismo con criterio estrictamente científico. Por su labor en pos de "hacer más satisfactorio el medio físico donde se desarrolla la existencia de los ciudadanos", tarea que desde la cátedra, la función pública y la actividad privada contribuyó a mejorar el aspecto de la Ciudad de Buenos Aires, el Ing. Carrasco se ha transformado en el verdadero patriarca de todos quienes hoy se dedican al diseño, la planificación y el ordenamiento de los espacios verdes.
Nacido en Buenos Aires, el 3 de diciembre de 1877, su vocación se orientó, sin rodeos, a una disciplina que contaba con pocos especialistas en el país: el urbanismo. Así, curso estudios de ingeniería agronómica en la Facultad de Agronomía y Veterinaria de Buenos Aires (luego, de La Plata), donde se graduó en 1900 con una tesis sobre "Fitogeografía de varios árboles indígenas cultivados en el Jardín Botánico Municipal". El director de tesis fue Carlos Thays, famoso urbanista y planificador de numerosos parques de la ciudad. La tesis le sirvió a Carrasco para evaluar el escaso desarrollo de los estudios paisajísticos y urbanísticos en el país y para comenzar una labor y una prédica por el impulso de los estudios académicos y teóricos sobre la materia.
En 1906, Carrasco fundó en La Plata el Centro Nacional de Ingenieros Agrónomos (actualmente, Centro Argentino de Ingenieros Agrónomos). Poco después, inició un viaje de estudios por los Estados Unidos y Europa, que se extendería por dos años. De regreso, comenzó a publicar artículos que divulgaban sus ideas y proyectos. El primero, "La ciudad del porvenir", aparecido en "Caras y Caretas", abogaba por descentralizar la ciudad de Buenos Aires, propugnando la creación de cuatro grandes parques, una red de avenidas, numerosos espacios verdes de posesión municipal, etc. En el artículo, además, Carrasco se opone a los megaproyectos de urbanización, que por tan grandes suelen ser irrealizables, y a la contratación de especialistas extranjeros para la planificación de los desarrollos urbanísticos, dado que en el país había buenos profesionales de este tipo y de gran capacidad.
En 1914, y hasta 1918, se hizo cargo de la Dirección de Paseos de la Municipalidad, dependencia en que la venía trabajando como simple empleado desde 1900. Bajo la dirección de Carrasco se realizaron importantes obras en la ciudad, como el Rosedal de Palermo, buena parte de la infraestructura del Jardín Botánico -la Escuela de Jardineros (hoy Escuela Cristobal Hicken, ubicada sobre la Avda. Las Heras), el Museo, la biblioteca, el herbario, el taller de fotografía, los semilleros, etc.- y un proyecto integral para el tratamiento paisajístico de la Costanera Sur ("Plano y Memoria descriptiva de las obras de embellecimiento de la costa"). Este proyecto se terminó de realizar inmediatamente después de su alejamiento de la Dirección de Paseos, en 1918 e incluía, originalmente, la mejora y parquización de las riberas de los partidos de Vicente López, San Fernando, San Isidro y Las Conchas. Luego de su permanencia al frente de la Dirección de Paseos, Carrasco se dedicó a la actividad privada, a la docencia universitaria y a seguir bregando por la mejora de los sitios públicos de la ciudad.
En la Universidad, desde su Cátedra de Parques y Jardines de la UBA, ejerció una labor formativa notable, integrando la preparación agronómica con la cuestión artística del paisajismo. Promovió también la creación de una escuela especial de Urbanismo, a la manera de las que ya existían en Estados Unidos. Mantuvo esta idea por mucho tiempo: en 1935, en oportunidad de la realización del Primer Congreso Argentino de Urbanismo, propuso el establecimiento de un Instituto de Altos Estudios Urbanos y Administración Municipal, para estudios de posgrados.
Previamente, en 1925, había fundado, junto a Pedro Luro, Emesto de la Cárcova, Luis Agote y Miguel Cané, entre otras personalides, la asociación de "Los Amigos de la Ciudad", cuya finalidad era el mejoramiento del ambiente urbano porteño. Precisamente, fue esta una de las áreas de actividad donde Carrasco descolló como teórico. Ya en 1915 había ganado la medalla de oro en la Exposición de Panamá con la obra "Studies of Landscape Engineering" ("Estudios de Ingeniería Paisajística") y la Medalla de la Municipalidad de Mendoza por su proyecto para la ampliacíón y rectificación del trazado de la ciudad. Posteriormente, Carrasco elaboraría diversos artículos sobre urbanismo, muchos de ellos publicados en los más importantes medios periodísticos y que se convertirían en una referencia ineludible para todos los proyectos de reurbanización.
A mediados de la década del '20, Carrasco publicó su obra principal: "Parques y Jardines", que se covertiría en un clásico en la historiografia paisajística nacional. En esa época, la Municipalidad porteña decidió encarar un plan de mejoramiento urbano integral. Los candidatos para la ejecución del proyecto fueron Carrasco y el paisajista francés J. Forestier. "Los Amigos de la Ciudad", con Carrasco como principal referente, combatieron ferozmente la contratación del especialista europeo, oponiendo un proyecto propio que preveía la construcción de 409 hectáreas nuevas de parques, constituir a la Avenida General Paz en el gran cinturón verde de la ciudad, y racionalizar el destino de los terrenos municipales en pos del mejoramiento de la ciudad. Finalmente se impuso el proyecto de Forestier, hecho que constituyó una de las mayores frustraciones profesionales de nuestro connacional.
Benito J. Carrasco falleció el 15 de octubre de 1958, pero su labor no ha caído en el olvido. Muchas de sus obras, con el paso de los años, han ganado en trascendencia y sus desarrollos teóricos se han convertido en material de consulta obligado para varias generaciones de especialistas. Una de las últimas grandes obras de urbanización de la ciudad, el Nuevo Puerto Madero y la reconversión de la Costanera Sur, por ejemplo, incluyó la reconsideración de buena parte del proyecto de Carrasco en su forma original y de uno de sus más importantes desvelos: darle al paseo ribereño que debía tener la Capital un aspecto descatado, integrando en su diseño la funcionalidad del ambiente urbano y la estética de la naturaleza.
Fuente: "Benito Javier Carrasco: sus textos", Sonia Berjman (Comp.), Orientación Gráfica Editora, Buenos Aires, 1997.
Benito Javier Carrasco es recordado como el iniciador en el país de los estudios sobre los espacios verdes, considerados éstos como parte de la "ciencia y arte del urbanismo". Creador de la primera Cátedra de Parques y Jardines del país -hoy, Cátedra de Planificación de los Espacios Verdes de la Facultad de Agronomía- Carrasco fue también el primero en realizar investigaciones relativas al paisajismo con criterio estrictamente científico. Por su labor en pos de "hacer más satisfactorio el medio físico donde se desarrolla la existencia de los ciudadanos", tarea que desde la cátedra, la función pública y la actividad privada contribuyó a mejorar el aspecto de la Ciudad de Buenos Aires, el Ing. Carrasco se ha transformado en el verdadero patriarca de todos quienes hoy se dedican al diseño, la planificación y el ordenamiento de los espacios verdes.
Nacido en Buenos Aires, el 3 de diciembre de 1877, su vocación se orientó, sin rodeos, a una disciplina que contaba con pocos especialistas en el país: el urbanismo. Así, curso estudios de ingeniería agronómica en la Facultad de Agronomía y Veterinaria de Buenos Aires (luego, de La Plata), donde se graduó en 1900 con una tesis sobre "Fitogeografía de varios árboles indígenas cultivados en el Jardín Botánico Municipal". El director de tesis fue Carlos Thays, famoso urbanista y planificador de numerosos parques de la ciudad. La tesis le sirvió a Carrasco para evaluar el escaso desarrollo de los estudios paisajísticos y urbanísticos en el país y para comenzar una labor y una prédica por el impulso de los estudios académicos y teóricos sobre la materia.
En 1906, Carrasco fundó en La Plata el Centro Nacional de Ingenieros Agrónomos (actualmente, Centro Argentino de Ingenieros Agrónomos). Poco después, inició un viaje de estudios por los Estados Unidos y Europa, que se extendería por dos años. De regreso, comenzó a publicar artículos que divulgaban sus ideas y proyectos. El primero, "La ciudad del porvenir", aparecido en "Caras y Caretas", abogaba por descentralizar la ciudad de Buenos Aires, propugnando la creación de cuatro grandes parques, una red de avenidas, numerosos espacios verdes de posesión municipal, etc. En el artículo, además, Carrasco se opone a los megaproyectos de urbanización, que por tan grandes suelen ser irrealizables, y a la contratación de especialistas extranjeros para la planificación de los desarrollos urbanísticos, dado que en el país había buenos profesionales de este tipo y de gran capacidad.
En 1914, y hasta 1918, se hizo cargo de la Dirección de Paseos de la Municipalidad, dependencia en que la venía trabajando como simple empleado desde 1900. Bajo la dirección de Carrasco se realizaron importantes obras en la ciudad, como el Rosedal de Palermo, buena parte de la infraestructura del Jardín Botánico -la Escuela de Jardineros (hoy Escuela Cristobal Hicken, ubicada sobre la Avda. Las Heras), el Museo, la biblioteca, el herbario, el taller de fotografía, los semilleros, etc.- y un proyecto integral para el tratamiento paisajístico de la Costanera Sur ("Plano y Memoria descriptiva de las obras de embellecimiento de la costa"). Este proyecto se terminó de realizar inmediatamente después de su alejamiento de la Dirección de Paseos, en 1918 e incluía, originalmente, la mejora y parquización de las riberas de los partidos de Vicente López, San Fernando, San Isidro y Las Conchas. Luego de su permanencia al frente de la Dirección de Paseos, Carrasco se dedicó a la actividad privada, a la docencia universitaria y a seguir bregando por la mejora de los sitios públicos de la ciudad.
En la Universidad, desde su Cátedra de Parques y Jardines de la UBA, ejerció una labor formativa notable, integrando la preparación agronómica con la cuestión artística del paisajismo. Promovió también la creación de una escuela especial de Urbanismo, a la manera de las que ya existían en Estados Unidos. Mantuvo esta idea por mucho tiempo: en 1935, en oportunidad de la realización del Primer Congreso Argentino de Urbanismo, propuso el establecimiento de un Instituto de Altos Estudios Urbanos y Administración Municipal, para estudios de posgrados.
Previamente, en 1925, había fundado, junto a Pedro Luro, Emesto de la Cárcova, Luis Agote y Miguel Cané, entre otras personalides, la asociación de "Los Amigos de la Ciudad", cuya finalidad era el mejoramiento del ambiente urbano porteño. Precisamente, fue esta una de las áreas de actividad donde Carrasco descolló como teórico. Ya en 1915 había ganado la medalla de oro en la Exposición de Panamá con la obra "Studies of Landscape Engineering" ("Estudios de Ingeniería Paisajística") y la Medalla de la Municipalidad de Mendoza por su proyecto para la ampliacíón y rectificación del trazado de la ciudad. Posteriormente, Carrasco elaboraría diversos artículos sobre urbanismo, muchos de ellos publicados en los más importantes medios periodísticos y que se convertirían en una referencia ineludible para todos los proyectos de reurbanización.
A mediados de la década del '20, Carrasco publicó su obra principal: "Parques y Jardines", que se covertiría en un clásico en la historiografia paisajística nacional. En esa época, la Municipalidad porteña decidió encarar un plan de mejoramiento urbano integral. Los candidatos para la ejecución del proyecto fueron Carrasco y el paisajista francés J. Forestier. "Los Amigos de la Ciudad", con Carrasco como principal referente, combatieron ferozmente la contratación del especialista europeo, oponiendo un proyecto propio que preveía la construcción de 409 hectáreas nuevas de parques, constituir a la Avenida General Paz en el gran cinturón verde de la ciudad, y racionalizar el destino de los terrenos municipales en pos del mejoramiento de la ciudad. Finalmente se impuso el proyecto de Forestier, hecho que constituyó una de las mayores frustraciones profesionales de nuestro connacional.
Benito J. Carrasco falleció el 15 de octubre de 1958, pero su labor no ha caído en el olvido. Muchas de sus obras, con el paso de los años, han ganado en trascendencia y sus desarrollos teóricos se han convertido en material de consulta obligado para varias generaciones de especialistas. Una de las últimas grandes obras de urbanización de la ciudad, el Nuevo Puerto Madero y la reconversión de la Costanera Sur, por ejemplo, incluyó la reconsideración de buena parte del proyecto de Carrasco en su forma original y de uno de sus más importantes desvelos: darle al paseo ribereño que debía tener la Capital un aspecto descatado, integrando en su diseño la funcionalidad del ambiente urbano y la estética de la naturaleza.
Fuente: "Benito Javier Carrasco: sus textos", Sonia Berjman (Comp.), Orientación Gráfica Editora, Buenos Aires, 1997.
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