sábado, 10 de octubre de 2009

Carlos Pellegrini

11 de Octubre de 1846

Nace en Buenos Aires el estadista, legislador y presidente Carlos Pellegrini. Falleció el 17 de julio de 1906.
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Biografía de Carlos Pellegrini


Carlos Pellegrini nació en Buenos Aires el 11 de octubre de 1846. Su padre, el ingeniero Carlos Enrique Pellegrini, saboyano de Chambery, llegó al país en 1828 para proyectar como ingeniero algunas obras públicas importantes de la ciudad de Buenos Aires. Los retrasos administrativos y políticos que demoraron las obras le obligaron a trabajar como retratista y pintor, tarea en la que se destacó y que le permitió vivir cómodamente.
El ingeniero Pellegrini contrajo matrimonio con María Bevans Bright, la madre de Carlos Pellegrini.
La educación de Carlos Pellegrini
Como estudiante, Carlos Pellegrini solía aventajar a sus compañeros, aún sin proponérselo*. Su tía, Ana Bevans, quien fue su primera maestra, y su padre, quien influyó decididamente en su educación, se empeñaron en enseñarle a pensar con claridad y a expresarse con brevedad geométrica. Cuando tuvo la edad suficiente, ingresó al Colegio Nacional de Buenos Aires. Como todos los jóvenes de su época, sus intereses intelectuales no eran los autores románticos tan populares en la generación anterior sino aquellos más fuertes y ejecutivos que se ocupaban de los asuntos públicos.
Ya los 16 años su trabajo escolar “Ruina de las Misiones sobre la expulsión de los Jesuitas de las Misiones del Paraguay” denota su pensamiento objetivo y realista. De entre sus compañeros de colegio, se destaca la amistad que tuvo con Ignacio Pirovano, la que duró toda su vida.
Terminados sus estudios secundarios, ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, cuando era rector Juan María Gutiérrez. Para ser admitido en la Facultad presentó un trabajo titulado “Disertación sobre Instrucción Pública, principalmente con respecto a las necesidades en la República Argentina”. En aquella época eran profesores de la Facultad José María Moreno en Derecho Civil, Federico Aneiros en Derecho Canónico y Miguel Esteves Seguí en Derecho Comercial; Ezequiel A. Pereyra en Derecho Romano, Nicolás Avellaneda en Economía Política, Miguel Villegas en Filosofía y Mariano Larsen y Eduardo Gigena en Latín.
Además de leer a los autores populares entre los estudiantes de aquella época -como Cornelio Witt, Laboulaye y Guizot; Montalembert, Stendhal y Gioberti; Dumas, Veuillot y Darwin; Walter Scott, Jules Simon, Mérimée y Carlyle- Pellegrini tuvo acceso desde joven, a través de su padre, a importantes publicaciones políticas como el Edimburg Review, el Westminster Review y el Quarterly Review de Inglaterra y el Dublin Review de Irlanda.
* Recuerdo de su tía Ana Bevans, citado en Rivero Astengo, Agustín, Pellegrini, Coni, Buenos Aires 1941, t. I, p. 235.


La guerra del Paraguay
Pellegrini, al igual que sus compañeros de Facultad, no dudó en alistarse en el Ejército al enterarse del bombardeo y ocupación de la ciudad de Corrientes por fuerzas paraguayas. Inmediatamente fue designado ayudante del capitán Eulogio Enciso, segundo jefe de artillería con el grado de alférez en el Cuerpo de Zapadores. De allí pasó con el grado de teniente al Regimiento de Artillería Ligera, bajo el mando del Coronel Martín Arenas.
De la guerra del Paraguay años después Pellegrini dijo: “No está escrita la historia de esa guerra. Ella vendrá algún día a excusar, o justificar tal vez, faltas u omisiones que nos llevaron a esos campos de batalla que nada grande ni fecundo produjeron, pues sólo nos han enajenado la amistad de un pueblo tan vinculado a nuestra vida, y que sufre aún de las heridas casi mortales que de nuestras manos recibió.”
De regreso de la guerra, Pellegrini -todavía convaleciente de una enfermedad- asume como oficial primero del Ministerio de Hacienda y simultáneamente continúa con sus estudios universitarios.
Tesis doctoral
Fue publicada por la Imprenta del Plata en 1869. Consta de 21 páginas sobre Derecho Electoral. La extensión del trabajo es el habitual para la época. Su padrino de tesis fue Luis Lagos García y los replicantes, los señores Juan Carlos Lagos y Carlos Marenco.
En su tesis, Pellegrini sostiene la necesidad de limitar el ejercicio del voto a aquellos en que exista, por lo menos, la presunción de que están en condiciones de ejercer ese derecho. Desestima la idea de Stuart Mill que pretende tomar el impuesto pagado por el individuo como medio para fijar su capacidad electoral, por considerar que es el pobre quien debe contar principalmente, con la protección de la ley. En cambio, propone que el derecho a voto lo tengan únicamente los ciudadanos alfabetos. Al mismo tiempo, insta al desarrollo de la instrucción primaria obligatoria, ya que de esta forma se irían aumentando los padrones electorales.
Con un pensamiento muy adelantado para su época, se declara partidario de los derechos civiles de la mujer y solicita se le reconozca el derecho a voto político. Estas ideas le vinieron a través de su tradición familiar, ya que su tía abuela, Priscila Bright, esposa de Lord Provost, fue una de las impulsoras del voto femenino en Inglaterra.
Matrimonio
El 25 de diciembre de 1871 contrajo matrimonio en la Iglesia de Nuestra Señora del Socorro con Carolina Lagos García, de 19 años, hija de Juan Isidro Lagos y de Josefa García Arguibel. Sobre su nueva vida de casado escribió a su hermana: “Yo ya no soy yo, porque me he visto de la mañana a la noche cambiado en dos. Durante mi sueño, algún ángel bueno me sacó una costilla y con ella formó una nueva Eva. Al despertar la vi a mi lado y la tierra me parece un Edén. Estoy gozando de él sin temor y sin zozobra, porque siento y comprendo que si la primera Eva fue la perdición de Adán, la nueva será la salvación de tu hermano. Si antes hubiera adivinado todo el mundo de delicias que hay en la vida que hoy llevo, hubiera deseado nacer casado. ¡Cuán desgraciado debe ser el que nunca ha querido!”.
Sus primeros pasos en la carrera política
Su primera actividad política fue como secretario del Comité de Adolfo Alsina. A los 24 años se presentó como candidato a diputado provincial pero no tuvo éxito. Hizo lo mismo un año después con iguales resultados. Mientras tanto, trabajó como subsecretario del Ministerio de Hacienda de la Nación, en una época especialmente compleja en asuntos financieros. Participó del trámite para el empréstito de 30 millones de pesos fuertes que otorgaron los banqueros Thompson, Bonor & Co. de Londres.
En 1872 deja el Ministerio ya que es elegido como diputado a la Legislatura de Buenos Aires. El cargo es ad honorem. Presta juramento el 13 de mayo de 1872. Su primer proyecto -firmado junto con Luis Lagos García- es sobre la Conversión de papel moneda. El proyecto es pasado a comisión. Participó en los debates de la época, con un índice de asistencia a la Cámara muy superior al promedio de los diputados. Entre las causas que defendió merecen mencionarse su postura respecto del déficit de presupuesto de la provincia de Buenos Aires, en aquella época de 8 millones de pesos. También acompañó a su colega Lagos García en su propuesta de vender el Ferrocarril Central Oeste para invertir el resultado de esa venta en obras de infraestructura.
A poco más de un año renunció a su banca para asumir como legislador nacional. En 1874 apoyó la candidatura de Avellaneda a la Presidencia de la Nación.
El 13 de febrero de 1878 fue nombrado ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires. Su ministerio duró sólo 2 meses y 17 días pero fueron de asombroso dinamismo. En las elecciones del 24 de febrero de 1878 fue nuevamente elegido miembro de la Cámara de Diputados por 4 años más. Siempre se distinguió por su agudo sentido de lo posible e intentó que el parlamento fuera un engranaje sensible, dúctil a la exigencia inmediata y no una maquinaria pesada, funcionando a destiempo. En la sesión del 29 de septiembre de 1879, en la que se discutían violentamente peculiaridades de la construcción de la línea del ferrocarril de Córdoba a Tucumán, siendo gobernador de esta última provincia Tiburcio Padilla y Presidente de la Nación Nicolás Avellaneda, ambos tucumanos, Pellegrini defendió al gobierno y ayudó a que el ferrocarril finalmente se construyera con grandes beneficios para la región.

Viaje a Europa
En 1876, en compañía de su esposa, Carolina Lagos García, se embarcó rumbo a Europa. Visitó las grandes ciudades: París, Hamburgo y Viena; Roma, Florencia, Venecia y Londres. También pasó por Egipto.


Ministro de Guerra y Marina


El 9 de octubre de 1879 Carlos Pellegrini fue designado Ministro de Guerra y Marina para reemplazar en ese cargo a Julio A. Roca, quien renunció para trabajar en su candidatura a la presidencia.
Se ocupó de la Escuela Naval, creó los cuerpos de Artillería Naval, de Prácticos y de Maquinistas de la Armada. Además, fundó una fábrica de pólvora en Luján. Del Regimiento 8vo. de Caballería de Línea formó el 2do. de Artillería Ligera. Adoptó el reglamento de la Escuela Naval y el Código de Señales Marítimas.
En la revolución que se oponía a la federalización de Buenos Aires, que lideró el gobernador bonaerense Carlos Tejedor en 1880, Pellegrini, como Ministro de Guerra, tomó partido, sin dudarlo, por el gobierno nacional. Tuvo un papel predominante y a partir de ese momento pasó a ser una figura nacional.

Senador Nacional
En la sesión del Senado del 7 de mayo de 1881 Pellegrini prestó juramento como Senador Nacional. Cinco días después de ocupar su banca, el 12 de mayo, presentó juntamente con Aristóbulo del Valle, un proyecto de fundación del Banco de la República Argentina. Este Banco sería el único de emisión de la República y sus billetes tendrán curso legal en todo el territorio de la Nación. El artículo 7 del proyecto establecía: “Los poderes públicos de la Nación o de la Provincia no podrán imponer al Banco operación alguna de crédito.” El proyecto no se concretó.
Viaje a los Estados Unidos y a Canadá
En 1883 Pellegrini parte para los Estados Unidos a visitar fábricas, usinas y laboratorios; talleres, presidios, cuarteles y hospitales. La visión de Sarmiento sobre la función de las escuelas se ve completada con la de Pellegrini, quien insiste en la necesidad de mejorar el estándar de vida del pueblo por el orden y el trabajo. Así como el sanjuanino hizo su viaje de estudios, también Pellegrini fue a ver cómo lo hacían en el norte. El 31 de agosto viajó a Canadá con el mismo propósito.
Segundo viaje a Europa
Un decreto del 14 de marzo de 1885 comisionó a Pellegrini para que se trasladara a Europa y en nombre y representación del Gobierno inicie las gestiones del caso para realizar algunas operaciones de crédito. Al marcharse dijo: “aquí hemos estado luchando por intereses domésticos, pero en Londres me aguarda una batalla más compleja y sutil. Los banqueros ingleses ignoran las enormes posibilidades de este país. Yo les demostraré la grandeza del cuadro y a buen seguro que abrirán la bolsa.”
Visitó a ministros y banqueros, parlamentarios y periodistas. Les habló con honradez, describiéndoles las causas pasajeras de la crisis. Su estampa de europeo neto, la agilidad de los razonamientos, su dicción perfecta y dominio del tema, la firmeza con que lo dice todo, trueca en entusiastas a los tímidos y en apasionados a los que nunca habían dejado de confiar en la solvencia moral y material del país. Viajó de París a Londres, consultando banqueros y financistas. Exhibió estadísticas e informes sobre nuestros recursos naturales. Aclaró malentendidos y explicó la evolución de nuestra política interna, cuyas versiones llegaban allí grotescamente desfiguradas. Su gestión fue brillante. Pellegrini regresó al país satisfecho y victorioso.
El Presidente Roca, en testimonio de gratitud, le ofreció el Ministerio de Guerra y Marina, recientemente vacante por la renuncia de Benjamín Victorica. Pellegrini aceptó. De esta época de su vida data la anécdota que dirigiéndose Roca al Congreso para leer un mensaje, fue herido en la frente por una piedra arrojada por un desequilibrado (Ignacio Monges) a quien Pellegrini, que acompañaba a Roca, tomó en sus grandes manos por el cuello y, después de sacudirlo, lo entregó a la policía.
En agosto de 1886 se proclamó electos Presidente y Vicepresidente de la República a Miguel Juárez Celman y Carlos Pellegrini, respectivamente.
La presidencia de Juárez Celman comenzó con la mejor de las perspectivas pero pronto los desmanes del gobierno hundieron al país en el desorden económico.Juárez Celman fundó un nuevo partido para poder manejarlo sin necesidad de recurrir a Roca. Pellegrini permaneció leal a su partido originario y por mucho tiempo se limitó a ejercer su cargo de Vicepresidente con la menor exposición posible. En 1889 se embarcó nuevamente para Europa para reforzar las gestiones que se hacían en París y Londres por nuevos arreglos financieros ya que el país estaba al borde del caos económico.
A fines de 1889 Pellegrini vuelve a Buenos Aires sin mayores éxitos en el área financiera pero sí con nuevas amistades y distinciones. Entre otros hizo amistad con Edmond Rothschild y con el presidente Carnot. La Reina Regente de España le hizo Caballero de la Gran Cruz de la Real Orden de Isabel la Católica y el gobierno de Francia le hizo Oficial de la Legión de Honor.
A poco de llegar a Buenos Aires advirtió los problemas en los que estaba Juárez Celman. Rápidamente se entrevistó con el Secretario de Hacienda, pero al retirarse del despacho ministerial pudo repetir la frase de Macaulay, en 1859, con respecto a Disraeli: “Su plan es metódico y su lenguaje claro, todo se reduce a sacar dinero del bolsillo de los contribuyentes”.
La situación política se complicó hasta estallar el 26 de julio la Revolución del Parque presidida por Leandro N. Alem, Aristóbulo del Valle y Mariano Demaría; Miguel Goyena, Juan José Romero y Lucio V. López. Un cuerpo de 1.000 hombres al mando del general Manuel J. Campos y de los afiliados a la Unión Cívica tomaron las armas contra el gobierno nacional. Pero este último no se intimidó. El Ministro de Guerra, general Levalle, el Vicepresidente Pellegrini, los generales Roca y Supisiche, jefe de policía, coronel Capdevila y otros jefes del ejército se reunieron en el Cuartel de Retiro, donde se fueron concentrando las demás fuerzas leales al gobierno. Cinco días duró la revolución, con 1.500 bajas entre muertos y heridos. El 6 de agosto Juárez Celman firmó su renuncia. Pellegrini asumió la Presidencia, ya que así correspondía institucionalmente. Su Presidencia trajo gran alivio al pueblo, que puso en él todas sus esperanzas.
El acto inicial del nuevo Presidente fue levantar la censura que pesaba sobre la prensa diaria y el estado de sitio. También aceptó la dimisión de los principales funcionarios de la Administración.
Presidencia
El nuevo mandatario formó su gabinete con Julio A. Roca como Ministro del Interior, Eduardo Costa como Ministro de Relaciones Exteriores y Vicente Fidel López en Hacienda; José María Gutiérrez en Justicia, Culto e Instrucción Pública y con el general Nicolás Levalle en el Ministerio de Guerra y Marina.
El estado de la economía, las finanzas y la política del país era muy delicado pero las medidas tomadas por Pellegrini, pragmáticas y prudentes, dieron gran alivio a la situación. Las que más se destacaron fueron la creación de la Caja de Conversión y del Banco de la Nación Argentina, el rescate de grandes extensiones de tierras fiscales que estaban en manos de concesionarios que no habían cumplido con las condiciones de su concesión; el ejercicio de los derechos del Estado Nacional contra las empresas ferroviarias que habían incumplido con sus obligaciones con grandes perjuicios para el erario público, importantes economías en los gastos estatales y el cumplimiento puntual de todas las obligaciones financieras del gobierno.
A pesar de todas las dificultades que tuvo que enfrentar, Pellegrini pudo transferir el poder oportunamente al siguiente presidente electo -Luis Sáenz Peña- y pasar a la historia como un gran piloto de tormentas.
Luego de la Presidencia
Cuando Pellegrini dejó de ser Presidente de la Nación volvió a ejercer la profesión de martillero al mismo tiempo que asumía como presidente del Banco Hipotecario Nacional. En 1895 es elegido nuevamente como Senador Nacional por la provincia de Buenos Aires.
En 1906 fue elegido como Diputado Nacional, pero al poco tiempo, el 17 de julio muere en Buenos Aires a los 60 años. Fue impulsor del Jardín Zoológico, fundador del Jockey Club y presidente del Club del Progreso; miembro del Círculo de Armas y del Círculo Militar, inspirador de la creación de teatros, museos, jardines y paseos.

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