miércoles, 25 de noviembre de 2009

Efemérides 25 de Noviembre


25 de Noviembre de 1885

Muere en alta mar, en viaje a Buenos Aires, el jurisconsulto y estadista Nicolás Avellaneda

Nicolás Avellaneda

Político. Hijo de Marco Avellaneda, figura principal de la Coalición del Norte y víctima de la guerra civil, y de Dolores Silva y Zavaleta, nació en la ciudad de Tucumán el 3 de octubre de 1837. Pasó parte de su infancia en el exilio y a principios de 1850 ingresó al Colegio de Monserrat. Más tarde estudió leyes en la Universidad de Córdoba, pero regresó a su provincia antes de rendir los exámenes finales de la carrera. En Tucumán colaboró en el periódico "El Guardia Nacional" y fundó "El Eco del Norte". A mediados de 1857 su familia creyó conveniente que se trasladara a Buenos Aires en busca de mejores horizontes. No bien llegó, Avellaneda se dedicó a concluir su carrera universitaria y en 1858 se doctoró en jurisprudencia siendo su padrino de tesis el doctor José Roque Pérez, con quien hizo su práctica forense y del cual sería socio en su actividad profesional.En 1859 defendió a "La Reforma Pacífica", el periódico del federalismo porteño, en la acusación que le promoviera Vélez Sárfield en nombre del directorio del Banco de la Provincia. Posteriormente incursionó en el periódico porteño y redactó "El Nacional" y "El Pueblo".En 1860 accedió a la Legislatura provincial y también comenzó a desempeñarse como catedrático de economía política. En 1865 dio a conocer sus Estudios sobre las leyes de tierras y al poco tiempo su Manifiesto de Derecho . En 1866, el gobernador de Buenos Aires, Adolfo Alsina, le ofreció el ministerio de Gobierno. De allí continuó su carrera ascendente y, el 12 de octubre de 1868, Sarmiento le confió la Cartera de Justicia e Instrucción Pública. Desde estas funciones, compenetrado de los propósitos del presidente, desplegó una incansable labor, siendo responsable de gran parte de los progresos realizados durante la presidencia de Sarmiento en materia de educación. Su creciente prestigio, asentado sobre las sólidas bases de una destacada actividad pública, hizo que un grupo de amigos lanzara su nombre para las elecciones presidenciales de 1874. Sarmiento la vio con simpatía y el nombre de Avellaneda se perfiló como el de uno de los candidatos más viables. En agosto de 1873 renunció a su ministerio, para evitar toda sospecha de ingerencia oficial en su campaña política. Pronto su figura concentró la cerrada oposición de los grupos políticos porteños, interesados en imponer a Mitre o Alsina. El inesperado apoyo del autonomismo alsinista despejó, en buena medida, el camino de Avellaneda hacia la presidencia de la República. El 22 de marzo de 1874 se proclamó la fórmula Nicolás Avellaneda- Mariano Acosta. El 6 de agosto de ese mismo año los electores consagraron a Avellaneda y a Acosto presidente y vicepresidente de la Nación. Los partidarios de Mitre no se resignaron y el 24 de septiembre de 1874 se lanzaron a la revolución. . En ese clima enrarecido por el ruido de las armas, asumió Avellaneda la primera magistratura del país el 12 de octubre de 1874. Liberal, con una gran formación humanista y una enorme afición por, las letras, Avellaneda se dispuso a gobernar con firmeza pero sin violencias. El 17 de diciembre de 1874, al celebrar el triunfo del gobierno sobre los revolucionarios, Avellaneda sintetizó su concepción política con una afortunada frase: "Nada hay dentro de la nación superior a la Nación misma". La crisis financiera de los años 1875 y 1876 colocó en una situación difícil a su gobierno. Para conjurarla, se redujeron los empleos públicos y se disminuyeron los sueldos. Como las medidas no dieron el resultado esperado, Avellaneda extremó su política de austeridad. A los acreedores británicos, preocupados por el posible incumplimiento argentino, los calmó con una frase histórica: "Hay dos millones de argentinos que ahorrarán hasta sobre su hambre y sed para responder, en una situación suprema, a los compromisos de nuestra fe pública en los mercados extranjeros". Finalmente la crisis pasó y su sombría experiencia contribuyó a que el gobierno tomara algunas medidas de protección a la industria.En materia internacional, Avellaneda resolvió definitivamente la cuestión con el Paraguay y respaldó a su canciller, Bernardo de Irigoyen, cuando éste reaccionó patrióticamente ante la descomedida actitud del banco de Londres.Avellaneda estimuló y apoyó los planes de su ministro de Guerra y Marina, Adolfo Alsina, para extender las fronteras con el indio. En carta a Alvaro Barros, Avellaneda dejó expresado la importancia que le asignaba al problema del desierto: "La cuestión fronteras es la primera cuestión para todos, y hablamos incesantemente de ella aunque no la nombremos. Es el principio y el fin, el alfa y la omega...Somos pocos y necesitamos ser muchos. Sufrimos el mal del desierto y debemos aprender a sojuzgarlo: he ahí la síntesis de nuestra política económica". La tercera invasión de López Jordán y algunas revoluciones provinciales agitaron la vida nacional. El deterioro de los partidos tradicionales tampoco favoreció su gestión y, para revitalizarlos, auspició una política de entendimiento entre el mitrismo y el alsinismo que se conoció como la "conciliación".Sin embargo, pese a sus propósitos de unidad, el último período de su mandato se vio empañado por la cruenta lucha entre las autoridades nacionales y los revolucionarios porteños. Los antagonismos políticos y la federalización de Buenos Aires encendieron la chispa de la guerra civil. Puesto en la disyuntiva de definirse, Avellaneda se inclinó por Roca y llevó adelante el proyecto de federalización de Buenos Aires. El localismo porteño se embanderó junto a la figura de Tejedor y, luego de una virulenta campaña contra el presidente, se lanzó a la acción armada. Luego de los encarnizados combates de Olivera y los Corrales, Tejedor inició conversaciones de paz con Avellaneda, instalado en Belgrano. Zanjadas las diferencias, Avellaneda envió el proyecto de federalización al Congreso y éste lo aprobó el 21 de septiembre de 1880.Aunque su prestigio había sufrido las graves consecuencias de la lucha del 80, Avellaneda continuó siendo una figura respetada en el mundo porteño. En 1881 se lo designó rector de la Universidad de Buenos Aires. Al año siguiente ocupó un lugar en el Senado de la Nación en representación de Tucumán. Enfermo de cuidado, en 1885 se embarcó hacia Europa para atender su dolencia. Murió el 25 de noviembre de 1885, a bordo del vapor "Congo", que lo traía de regreso a la Argentina. Sus restos fueron recibidos con todos los honores y el presidente Roca habló al pie de su tumba. No fue un político consumado, pues creía excesivamente en la fuerza de las ideas, y mucho menos un caudillo popular. Pero fue un hombre íntegro, que nunca albergó rencores profundos.

Fuente:Nueva Enciclopedia del Conocimiento Tomo 2. Págs. 588 y 589 Editorial Oriente S.A. 1992.


25 de Noviembre de 1999


Día internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer


El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer 25 de noviembre
El 17 de diciembre de 1999, a través de la resolución 54/134, la Asamblea General ha declarado el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y ha invitado a los gobiernos, las organizaciones internacionales y las organizaciones no gubernamentales a que organicen en ese día actividades dirigidas a sensibilizar a la opinión pública respecto al problema de la violencia contra la mujer. Desde 1981, las militantes en favor del derecho de la mujer observan el 25 de noviembre como el día contra la violencia. La fecha fue elegida como conmemoración del brutal asesinato en 1960 de las tres hermanas Mirabal, activistas políticas de la República Dominicana, por orden del gobernante dominicano Rafael Trujillo (1930-1961).
El 20 de diciembre de 1993, la Asamblea General aprobó la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer (A/RES/48/104).


25 de Noviembre de 1936


Se otorga el Premio Nobel de la Paz al doctor Carlos Saavedra Lamas, por su participación en el tratado de paz de la guerra paraguayo-boliviana.

Carlos Saavedra Lamas (* Buenos Aires, 1 de noviembre de 1878 – † 5 de mayo de 1959) fue un político, diplomático y jurista argentino, galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1936. De ascendencia gallega, era bisnieto del coronel Cornelio Saavedra, presidente de la Primera Junta de Gobierno Patrio establecida en 1810.
Fue diputado y Ministro de Justicia e Instrucción Pública (1915) y de Relaciones Exteriores (1932 - 1938), durante la presidencia de Agustín P. Justo.
Como Ministro de Relaciones Exteriores presidió la Conferencia de Paz del Chaco, en la que participaron Brasil, Chile, Perú, Uruguay y los EE. UU.) alcanzándose un acuerdo de armisticio el 12 de junio de 1935 que puso fin a la Guerra del Chaco (1932- 1935).

En 1936, cuando tenía 58 años, obtuvo el Premio Nobel de la Paz por su labor en pro de la paz en general, pero en particular por haber inspirado el Pacto antibélico Saavedra Lamas, que fue firmado por 21 naciones y que se convirtió en un instrumento jurídico internacional. Además, del papel brillante como mediador para finalizar la guerra del Chaco que enfrentó a Paraguay y Bolivia. Fue Saavedra Lamas quien convocó a la Conferencia de Paz de Buenos Aires para detener el conflicto.

Fue presidente de la XI Conferencia Internacional del Trabajo, celebrada en Ginebra en 1928, de la Conferencia Panamericana de 1936 y de la Asamblea de la Sociedad de Naciones en 1936. Asimismo, fue rector de la Universidad de Buenos Aires entre 1941 y 1943 y profesor de la misma hasta 1946. Presidió la Academia de Derecho y Ciencias Sociales de Argentina.

Biografía

Nació en Buenos Aires en 1878, en el seno de una familia de origen patricio; su bisabuelo fue Cornelio Saavedra presidente de la Primera Junta y su abuelo Mariano Saavedra fue gobernador de la Provincia de Buenos Aires durante la presidencia de Bartolomé Mitre.
Carlos estaba casado con Rosa Sáenz Peña, hija del presidente Luis Sáenz Peña. Estudió Derecho en la Universidad de Buenos Aires, impartiendo posteriormente clases en ella y en la Universidad de La Plata.
Se graduó de abogado y su tesis "Régimen Municipal de la Ciudad de Buenos Aires" obtuvo el primer premio. Se destacó en el campo docente: profesor de Derecho Público Provincial y de Historia Constitucional en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de Universidad de La Plata; profesor de la carrera de sociología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires; profesor de finanzas, de economía política y de derecho constitucional en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. En el período de 1941 a 1943 fue rector de la Universidad de Buenos Aires y más tarde, profesor de Legislación del Trabajo.
Antes de cumplir los 30 años, Saavedra Lamas resultó elegido Diputado Nacional (1908-1912) por la Capital Federal, y más tarde por la Provincia de Buenos Aires (1912-1915). Fue el primer presidente de la Comisión de Negocios Constitucionales y, posteriormente, de la de Presupuesto y Hacienda en la Legislatura. De su labor surgió un proyecto de ley sobre la importación del azúcar, que establecía un régimen proteccionista. También elaboro los proyectos sobre el sistema fiscal y régimen ferroviario. Su pensamiento conservador no le impidió tener una excelente relación con los legisladores de otras corrientes políticas, como Juan B. Justo.
En 1915 asumió como Ministro de Justicia e Instrucción Pública durante la presidencia de Victorino de la Plaza. Así, el 9 de julio de 1916 representó al Presidente en la conmemoración del Centenario de la Independencia, celebrada en San Miguel de Tucumán. Durante el gobierno de Marcelo T. de Alvear (1922-1928), intervino en el Código del Trabajo, basado en el proyecto de Joaquín V. González de comienzos del siglo XX. Propuso transformar en Ministerio al entonces Departamento Nacional del Trabajo. Por su conocimiento desplegado en esa área fue elegido en 1928 presidente de la XI Conferencia Internacional del Trabajo; era la primera vez que un argentino llegaba a esa destacada posición.
Su etapa como ministro de Relaciones Exteriores del Presidente Agustín P. Justo sería calificada como de las más activas y cruciales en la historia de la política exterior argentina. Hábil diplomático, supo mediar en el sangriento conflicto militar entre Paraguay y Bolivia por el Chaco (donde se había descubierto petróleo), que se extendía con toda crudeza desde junio de 1932, y evitó la injerencia estadounidense en la zona, firmándose el 12 de junio de 1935 el Protocolo de Buenos Aires, que puso fin a la guerra. Justamente por su mediación recibió en 1936 el Premio Nobel de la Paz. También defendió la neutralidad del país en la Guerra Civil Española. Este asunto era muy delicado, por la gran cantidad de españoles en Argentina.

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