domingo, 22 de noviembre de 2009

La Batalla de Obligado

1845 Combate de la Vuelta de Obligado Por orden de Rosas, 2000 hombres con 27 cañones y cadenas, al mando de Lucio Norberto Mansilla, traban, en un recodo del río Paraná (entre San Pedro y Ramallo, provincia de Buenos Aires) una escuadra anglo-francesa que pretendía forzar como libre ese paso.
La Batalla de Obligado:
A principios de oct se anuncia la expedición al Paraná.. En set ambos diplomáticos solicitan refuerzos bélicos, llegando mas buques a vapor y el regimiento 45° británico sito en Río de Janeiro. El 12 de oct los representantes europeos informan a sus respectivos gobiernos que se ocuparía el Paraná para ponerse en contacto con las tropas del Gral. Paz, abrir comunicaciones con el Paraguay y tener acceso a los mercados del interior. El 26 de oct Ou- seley informa a Aberdeen que iba a reconocer la independencia de Paraguay, y también a la de Entre Ríos y Cor- rientes. Una gran flota mercante de 90 embarcaciones de todas las banderas (hubo barcos norteamericanos, sar- dos, hamburgueses y dinamarqueses, lo que llevó al gobierno de la Confederación a lanzar una advertencia: con- sideraría piratas a quienes navegasen el Paraná sin autorización) protegida por la escuadra de guerra anglo- francesa. El cargamento mercante fue estimado en 700.000 patacones. A pesar de la libertad de acción con que Rosas imponía a su gral, le indicó la conveniencia de que el lugar elegido para levantar las baterías fuera en la Prov de BsAs o en la de Santa Fe, fundamentalmente por dos motivos: la posibilidad de aprovisionamiento rápido de pertrechos militares y la imposibilidad de una defensa exitosa de la isla Martín García. Por esto ordena que se destruya la baliza de la isla y quedase al cuidado apenas un pelotón de 12 hombres, lo suficiente como para demostrar la ocupación, con su pabellón izado al tope del mástil, en demostración de soberanía, y al que solamente se bajaría en forma violenta por fuerzas mayores. La pequeña dotación militar fue puesta al mando del my. Pedro Rodriguez y estaba formada por veteranos, el mas joven de los cuales tenía 52 años. La isla fue tomada por asalto por 60 voluntarios italianos al mando del tte.cnel Andrés Duma, con el apoyo naval del Expeditive. Enseguida toma posesión en nombre del gobierno oriental el cnel. Garibaldi, el 5 de set de 1845, arriando el pabellón argentino y lanzándolo al río, pese a las protestas del my. Rodriguez. Esta invasión, que como acción militar no fue tal, fue muy celebrada en Montevideo y exaltada la capacidad militar de Garibaldi. De allí la escuadra atacante se interna por el río Uruguay, atacando Garibaldi el 20 de set Gualguay des- guarnecido, donde se produce un verdadero saqueo: caballos y arneses, ropa para la tropa,y hasta dinero: se re- partieron 30.000 libras esterlinas como botin. Garibaldi continúa su derrotero atacante, pero es derrotado en Paysandú el 30, debido a la defensa del cnel. Antonio Diaz y luego también es derrotado en Concordia, defendida por Garzón, pero termina saqueando Salto, con lo que Garibaldi (“el chacal de los tigres anglo-franceses” según la prensa porteña) termina dominando el río Uruguay.
A principios de nov la flota invasora zarpó desde Montevideo. El 8 entró en el Guazú; el 10 llegaron a la bifur- cación con el Pavón, donde se enteraron de las baterías de Obligado y en el paso de la Ramada ( departamento Gualeguay, que comunica con el río Victoria) Siete días se quedaron en el Ibicuy estudiando la estrategia. El 17 deciden continuar por el Guazú. La flota mercante queda a la espera en el Ibicuy. A todo esto, Mansilla recorre la ribera del Paraná, junto a Crespo y el práctico Guillermo Thurner mandado por el Gobernador. Instala su cuartel general en el Tonelero, y desde allí informa Rosas que ha decidido que sea la Vuelta de Obligado el lugar para la defensa. El paraje esta situada sobre la margen derecha del Río Paraná, que baja en dirección NO a SE. para tomar enseguida de N.a S y nuevamente de O.a E. Toma el nombre de su primer propietario, don Antonio Obligado, castellano de origen andaluz, quién lo adquirió a su vez al canónigo Andúgar en el año 1785. Tiene como construcción principal el Castillo de Rafael Obligado, creador del “Santos Vega, el payador”, al norte del partido de San Pedro, cercano a Ramallo. Allí, en el recodo que hace el río, con una profundidad de unos 15 mts, y un ancho de aproximadamente 800 entre barrancas de 20, lo que facilitaría las defensas ante el paso de la escuadra invasora. El práctico, de gran conocimiento del río, discrepa con Mansilla sobre la posibilidad de una defensa efectiva del lugar, debido a la fuerte correntada. No obstante comprometerse a “cerrar el río” con barcazas, opina que el mejor lugar para insta- lar la defensa es el paraje Las Hermanas, situado unas leguas aguas arriba, en Ramallo y llamado así debido a la ubicación en el río de 2 islas a la desembocadura del arroyo del mismo nombre. .Mansilla notifica el nuevo lugar del emplazamiento el 1° de set y comienzan los trabajos de fortificación. Pero se presenta un contratiempo: hay que preparar artilleros al carecer de ellos. Mansilla pide ur- gentemente el envío de municiones de artillería y fuerzas de infantería, ya que solamente cuenta con 6 tiros por plaza de infantería, requiriendo el envío de 16.000 cartuchos y 2 ó 3 mil tiros para la práctica de la artillería, que hasta entonces no había hecho la tropa. En cuanto a los cañones disponía de 4 baterías: 2 recuperados de Martín
García y las otras de San Nicolás, pero todas eran demasiado viejos, no pudiendo ser utilizados de inmediato por estar desfogonados o carentes de algunas piezas. A todo esto se debe sumar que la tropa estaba practicamente desnuda, carentes de ropa interior y uniforme. La munición solicitada llega al Tonelero el 4 de nov. El 14 de set, Mansilla tropieza con otro contratiempo: un fuerte temporal barre toda la cancha del Paraná en el embudo formado por las islas en la desembocadura del arroyo, arriando la línea de lanchones que se había tendido, razón por la cual, modifica nuevamente su lugar de defensa, optando finalmente por Obligado, lugar que hace saber a Rosas y a donde se traslada con todo su tropa y pertrechos, en el convencimiento de que el tiraje de la cadena iba ser mas fácil. Comienza el traslado y la pertinente fortificación definitiva. Mansilla solicita caballos para trasladar su tropa donde fuera necesario, los que le son entregados por Manuel Terrero. El acercamiento de los atacantes no le dio demasiado tiempo por lo que decide arreglársela con lo que tenía. Su tarea es mayúscula: debe resolver la falta de recursos, subsanar los inconvenientes de su armamento, conseguir de la tropa la instrucción disciplina y homogeneidad para una defensa eficaz. Recordemos que el grueso del ejército de la Confederación se encontraba sitiando Montevideo y la flota de Brown había sido hecha prisionera en Martín García, por lo que la defensa del suelo patrio debía ser encarado por milicianos y vecinos. El 23 del mismo mes, informa a Rosas que las baterías están listas y la cadena tirada En la costa izquierda, la ribera entrerriana transcurre pantanosa y sin accidentes. Sobre la barranca derecha instala 4 baterías: la “Manuelita”, ubicada sobre el ángulo de la costa al mando del tte.cnel. de Artillería Juan Bautista Thorne, con 7 cureñas de mar empotradas en troncos de tala, de calibre de 10 y de 8 pulgadas. La segunda batería la Gral Mansilla, al mando del tte. de Artillería Felipe Palacios, armada en forma rasante sobre la barranca, en un declive del terreno, servida por 3 piezas, 2 de a 12, y una de a 8 La Gral Brown, al mando del tte. de Marina Eduardo Brown (hijo del alte.) con 5 piezas: una de 24, 2 de 18, una de 16 y una de 12 y la última batería la Restaurador Rosas al mando de Alvaro Alzogaray, aydte. mayor de Marina, armada con 6 cañones de regular calibre:2 de 24 pulgadas y 4 de 16 y que desde la barranca dirigía sus disparos en dirección a la corriente.
En la parte baja de la barranca, casi al nivel del agua y debajo de las baterías altas, se había comenzado a cons- truir otras 3 baterías que no se utilizaron en el combate, porque no hubo tiempo para terminarlas, ante la apari- ción de la flota. Estas obras, fueron construidas bajo la dirección del ing. Hilario Lopez y Culle.
El total de artilleros afectados a las baterías ascendía a 220 y se encontraban defendidas detrás de parapetos de barro de mas de 2 mts y disimuladas entre la vegetación ribereña de chañares, algarrobos y talas. Contaban con el apoyo de 400 hombres de infantería del cuerpo de Patricios, en primera línea, bajo el mando del Cnel Ramón Rodríguez.
A la izquierda de los Patricios se instalaron 4 piezas volantes de 4 pulgadas al mando del tte cnel José Cereso..
La Restaurador estaba guarnecida a su izquierda por 100 hombres al mando del tte Juán Gainza; la Gral Man-nsilla y la Gral Brown estaban protegidas en sus flancos por medio batallón Norte del tte.cnel. Manuel Virto .
Y finalmente la Gral Brown fue reforzada por el batallón Patricio de San Nicolás. En calidad de reserva a 100 mts del emplazamiento, entre el monte se apostaron 600 infantes en 3 divisiones, y a 120 de estos 2 escuadrones de caballería al mando del cnel José María Cortina. El escuadrón de la derecha al mando del ayte mayor Julian de Riot y el de la izquierda por el tte. Facundo Quiroga. Como reserva de esta fuerza y sobre sus costados se dispuso a título de auxiliares 170 vecinos de San Pedro con su Juez de Paz a la cabeza, Benito Urraco, 100 de Baradero de Juan A. Magallanes y 30 de San Antonio de Areco, al frente de Tiburcio Lima. En el centro de la escena Mansilla dispuso su escolta a caballo al mando del tte.Cruz Cañete. Completa la fuerza de 2143 hombres un grupo de lugareños al frente del cnel José M. Cortina..
Frente a la batería rasante Gral Mansilla, para dificultar el paso de los invasores, Mansilla hizo cerrar el Paraná con 3 gruesas cadenas de hierro, que partían de sus respectivas anclas ubicadas sobre un islote próximo a la costa y atravesaban el curso del río a través de 24 barcazas desmanteladas, acodados y en cuyo remate sobre la orilla opuesta se posicionó el bergantín Republicano, buque de madera de 75 tn de peso, armada de 6 cañones, al frente del cap. Craig y con una tripulación de 2 oficiales, 9 suboficiales, 21 artilleros y 13 marineros. La mayoría de las barcazas habían sido facilitadas por el italiano Aliberti, amigo personal de Mansilla, afectados al cabotaje.
Los lanchones Restaurador y Lagos apoyaban al bergantín, con una pieza de 6 pulgadas cada uno. Hay autores que nombran un tercer lanchón el Místico, afectado a esta circunstancia; pero hay otros que denominan al Restau- rador y al Lagos como “místicos” por su facilidad para la navegación por el Paraná. Y en una línea a popa de es- tos lanchones se dispusieron 5 chalanas, con material incendiario a bordo, que se lanzaron de a una durante el combate, para desorganizar al enemigo. En una ensenada se encontraban preparadas 14 balleneras dotadas a remo y que se hubieran utilizado si el enemigo desembarcaba en la isla de enfrente para armar una batería. En total 27 cañones. La fuerza aliada formada por las naves inglesas Gorgon, de 1200 tn impulsados a vapor, buque insignia al mando del comandante en jefe, cap Hotham; el Firebrand, también impulsado a vapor, comandado por el cap.Hope, la corbeta Comus al frente del cap.Inglefield; los bergantines Philomel del cap. Sullivan; el Dolphin con el cap.Leving y el Fanny al frente del cap.Key. Esta flota inglesa portaba en total 50 cañones. La es- cuadra francesa estaba formada por el vapor Fulton de 650 tn y 16 caballos de fuerza, al mando del cap. Mazeres: la corbeta Expeditive del cap. De Muriac y los bergantines Pandour de Du Marc, el Procida con el cap. de la Ri- viere y la nave capitana St. Martin al frente del comandante en jefe Trehouar. Este bergantín, con el nombre de San Martín, y al mando directo de Guillermo Brown, fue tomado prisionero traicioneramente el 2 de ago durante el sitio de Montevideo y aceleró las acciones bélicas posteriores. El San Martín, era un buque sueco, comprado por el gobierno, muy dúctil para la navegación fluvial. Los vapores Gorgon, Firebrand y el Fulton fueron las primeras embarcaciones impulsadas a vapor que navegaron el Paraná.
Los cañones franceses sumaban 49 piezas y en su gran mayoría disparaban proyectiles Paixhans, huecos de bala explosiva de 80 libras, a espoleta, desconocidos hasta entonces en el Río de la Plata y proyectiles a la Congreve, usados especialmente para repeler la caballería y las fortificaciones: un tubo de hierro con carga explosiva que actuaba por elevación. Los cañones ingleses eran Peysar, de alma rayada, que se utilizaban por primera vez en un conflicto armado.
Como complemento Mansilla ordena que la flota de río de la Confederación, a cargo de Erézcano y con la goleta “Chacabuco”, la balandra “Carmén”, los pailebotes “Arroyo Grande” y “Apremio” y el lanchón armado en gue- rra “Buena Vista” obstruyera el paso de la Ramada, ubicado a unos 10 km aguas abajo de la desembocadura del arroyo Lechiguanas, en el Paraná Pavón por medio de 7 lanchones atravesados por 2 cadenas, y unos pocos echados a pique, estando sostenida desde la costa por un destacamento a las órdenes del tte.cnel. Jorge. Con esto quedaba protegida la entrada a la población de Victoria, y en la boca del Gualeguay el gobernador de Entre Ríos dispone una guardia de 40 hombres. También se dispuso un servicio de 4 postas que servía de vigilancia y a su vez mantenía informado perfectamente a Mansilla.
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El 17 de nov se acerca la flota al lugar de los hechos. El 18 se realizan mutuos reconocimientos, por ambas par- tes. El 19 amanece con mucha calma y neblina, que inmoviliza la flota, pero el amanecer del 20 se presenta diferente, y los atacantes se ponen en marcha, con la St. Martín, cara a los sentimientos criollos al frente. Mansilla arenga sus tropas:” ¡Allá los tenéis! Considerad el insulto que hacen a la soberanía de nuestra Patria, al navegar, sin mas título que la fuerza, las aguas de un río que corre por el territorio de nuestro país .¡Pero no lo conseguirán impunemente! Trémola en el Paraná el pabellón azul y blanco y debemos morir todos antes que verlo bajar de donde flamea”. Los criollos entonaron entonces el Himno Nacional acompañados por la Banda de Patricios y a su fin Mansilla da la orden de fuego y detrás un sonoro ¡Viva la Patria! Y las 4 baterías al unísono comenzaron a descargar sus proyectiles. Transcurrían 43 minutos después de las 8 de la mañana. El St. Martín recibe una andanada que la deja maltrecha, casi pierde su palo mayor (recibió 11 impactos a lo largo del combate) y de su tripulación 44 hombres quedan fuera de la acción, entre ellos el 2° y el 3° oficial. Un impacto la deja a la deriva. Para las 10,30 el combate se generaliza y 2 hs mas tarde el bergantín Republicano, agotada su munición es volado por Craig, y el fuego se esparce por los lanchones a su costado y que como verdaderas naves de fuego son soltados por los criollos, pero la correntada los impulsa lejos de los atacantes. La escuadra hacía estragos sobre las baterías, que pese a ello continuaban respondiendo. Tanto es así que los argentinos ponen fuera de combate a los bergantines Pandour y Dolphin, silenciando los cañones mayores de la Fulton, obligando a retirarse al Comus, mientras que el St. Martín vagaba a la deriva. En las baterías aumentaba el heroísmo y el en
tusiasmo, pero también la preocupación porque los proyectiles se acababan. Las fuerzas aliadas ven peligrar la navegación y en un acto de desesperación el cap.Hope embarca a algunos hombres en 3 pequeñas y rápidas embarcaciones y se dirige resueltamente hacia las cadenas, accediendo a ellas y a martillazos sobre un yunque montado en su lancha., logra cortarlas. Inmediatamente se filtró primero la Fulton, y luego la Gorgon y la Fire- brand, los 3 impulsados a vapor, y comienza a bombardear las baterías sobre ambos flancos, especialmente a la Manuelita. A las 14,30 hs Mansilla recibe la noticia de que a 15 cuadras al sur de las baterías, en un pasaje deno- minado Playa de Pescadores, el enemigo esta concentrando sus fuerzas de infantería, y ordena una carga de la ca- ballería de Rodriguez que obliga a los enemigos a volver a remo a las naves, ahogándose algunos en el apre- suramiento.. Hacia las 16 el bombardeo se hace irregular: los proyectiles se están agotando en las baterías crio- llas y la Restaurador de Alzogaray fue silenciada por la Expeditive lanzando su último disparo momentos después. Esta batería y la Mansilla fueron las que mas fuego recibieron desde la flota. .A las 16,50 Thorne cuenta su munición: le quedan solamente 8 disparos, los que efectúa personalmente. Los ingleses deciden un de- sembarco al mando de Hotham y 325 hombres pasadas las 17,45, cuando las baterías agotan su munición. Aún los argentinos tienen tiempo y agallas para repeler en lo alto de la barranca el asalto de Sullivan, cuando Mansilla da la orden de rechazar el intento a cuchillo, cayendo mal herido, haciéndose cargo su segundo el cnel. Crespo.
Finalmente las baterías son asaltadas con el apoyo del cañoneo desde la flota y el desembarco de 125 franceses en ayuda de los ingleses. Sobre las 19 el combate casi ha terminado. Los invasores destruyen las baterías, salvo la Manuelita que es tomada al día siguiente. Los aliados han recibido proyectiles en 10 de sus 11 naves, exceptuándose la Firebrand que se retira hasta San Nicolás para preservarse. La resistencia de Thorne desde la Manuelita ha provocado grandes destrozos entre los aliados, cobrando muchas vidas. En el momento cumbre del combate una bala enemiga pica cerca de Thorne, lo levanta en el aire y lo golpea contra un tala. Se repuso in- mediatamente y continuó al mando de su tropa, pese a perder su oído. De ahí en mas se lo conoció como “ el sor- do de Obligado”- El último cañonazo argentino lo efectuó el tte José Romero, y no quedándole mas nada para arrojar se ubicó sobre su pieza humeante y comenzó a los insultos, hasta que un proyectil lo calló para siempre. Los criollos se repliegan a dos leguas de distancia hacia San Nicolás, donde instalan su Hospital, dejando en el campo de Obligado 250 muertos y 150 heridos. Un grupo de damas sannicoleñas, encabezadas por doña Petro- na Simonino, integran el cuerpo de sanidad que auxilian a los heridos. Cerca del anochecer una carga de la caba- llería de Quiroga es rechazada. Las perdidas aliadas fueron: franceses 18 muertos y 70 heridos, mientras que los ingleses 10 muertos y 25 heridos.
Solamente en el cuerpo de oficiales criollos las bajas fueron: muertos: tte de Marina José Romero, sbte. Marcos Rodriguez; y alferéces Martínez y Sánchez. Heridos: Gral Mansilla, My. Avelino Garmendia; tte.de Marina Gabriel Gómez; y D. Cabrera; guardias marinas Tomás Allen y Fernando Pastor; tte. Juan Gainza; alférez Francisco Estévez y sbte. Víctor Elizalde. Y en cuanto al material perdido, cayeron en poder de los aliados los 21 cañones fijos de las baterías, de los cuales se llevaron a bordo 10 de bronce, como reliquia y el resto se tiró al río, quemando las cureñas. Se apoderaron de las 24 barcazas que sostenían la cadena y de una importante cantidad de chalanas. El Republicano fue volado. Hay autores que incluyen a los lanchones Lagos y Restaurador, pero otros afirman que lograron escapar por arroyos aledaños, apareciendo en el Tonelero. En cuanto a las pérdidas mate- riales de los aliados, si bien todos los buques recibieron proyectiles los mas sufridos fueron el St.Martín, con mas de 100 disparos; el Fulton cerca de 70 impactos; el Dolphin y el Pandour que no solo recibieron desperfectos en el casco, sino también en el velamen, completamente destrozado, habiendo el último perdido incluso sus dos an- clas. En el diario de navegación del Camus se notificó que el buque había recibido tal cantidad de impactos que estaba severamente averiado y en el del Dolphin su cap anotó que “ a las 5 de la tarde se recibió la señal para tri pular botes armados y reunidos, pero ningún bote tripulado salió del costado del Dolphin por la sencilla razón que todos nuestros botes estaban atravesados por las balas y se hundían”.
Al día siguiente del cruento combate el Dr. Sabino O´Donnell, sobrino carnal de Mansilla, convoca a una Junta Médica de la que participan el Dr. Mariano Marenco y el Prof. Cornelio Romero y donde analizan la situación de Mansilla: una herida de metralla en el lado izquierdo del estómago que le ha interesado algunas costillas, al punto
de fracturar una, razón por la cual y habiendo sufrido desmayos, y vómitos se lo ha vendado convenientemente y se le recomienda reposo, para remediar la fractura. .
Al tener noticias de la Batalla de la Vuelta de Obligado, San Martín escribe a Guido el 10 de may de 1846.:”...los interventores habrán visto por este échantillon que los argentinos no son empanadas que se comen sin mas tra- bajo que abrir la boca...” y mas adelante el propio Gral. San Martín le escribe a Rosas:”...la batalla de Obligado es una segunda guerra de la Independencia”
El parte de guerra correspondiente a la Batalla fue elevado por Mansilla a Rosas recién el 20 de dic, en razón de su convalecencia desde San Nicolás. De su puño y letra eleva al gdor.Rosas un pormenorizado relato del Combate y donde estima que sus fuerzas soportaron entre 12 y 15.000 proyectiles entre bombas y granadas. Destaca el comportamiento de todos sus hombres, pero hace una especial referencia para los oficiales Francisco Crespo, Alvaro Alzogaray, José Sereso, Laureano Anzoáteguy, Santiago Maurice, Ramón Rodriguez, Manuel Virto, Avelino Garmendia, Juan de Dios Silva, Tomás Tapia, Cayetano Lasota, Felipe Navarro, Prudencio Oyuela, Atanasio Romero, Bautista Rodriguez, Pedro Diaz, Hilario Machado, Julián Ruiz, Ramón Canalez, Ju- lián Moyano, Felipe Botet, Fermín Osúa, y los cirujanos doctores Sabino O´Donnell y José Salvarezza y al ca- pataz de carretas para el transporte de los heridos José María Acosta. También distingue la labor de doña Petrona Simonino, “ la nicoleña” esposa del Cap, Silva por su abnegada atención a los heridos.
Petrona Simonino era hija de padre francés y madre criolla, nacida en San Nicolás en 1811. En 1832 contrae ma- trimonio con Juan de Dios Silva, rico hacendado también de la zona, quién posteriormente toma plaza de artillero entre las milicias urbanas convocadas por Mansilla. “La Nicoleña” prestó servicio como enfermera en el campo de batalla de Obligado. En su memoria, en el monolito levantado en 1935, una placa la recuerda: “El Círculo de la Tradición Nacional- a Petrona Simonino – por su heroica abnegación en el Combate de Vuelta de Obligado – 20 de noviembre 1845 – 1935.
A la flota atacante la condujo como práctico del río acompañándolos hasta Corrientes y Asunción, don Alberto Villegas, comandante correntino del lanchón de guerra Caa Guazú, quién posteriormente alcanza el grado de cnel de marina, encontrándose en numerosos enfrentamientos en el Paraná, en Ituzaingó y Costa Brava.

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